Tu viaje soñado
Viajar para algunos es algo común, para otros todo una osadía a la que no se animan y para otros es un sueño. Y cuando ese sueño empieza a mostrarse posible de realizar, la espera y la ansiedad no dejan de seguirte. Porque cuando uno empieza a soñar y planear ese viaje tan posible, empieza a llenarse de dudas. Lejos de tenerla bien clara dónde ir y qué disfrutar, uno siente que quisiera hacer todo y de todo. Pero qué? El miedo principal que tienen muchos es perderse de algo y darse cuenta de eso cuando estén de regreso. Pero qué es «perderse de algo»? Perderte de ver eso que tus amigos te dicen con cara de fatalidad y agarrándose la frente: «Pero noooo… Cómo no doblaste en esa callecita que está ahí nomás de la estatua X!» «No te fijaste ahí atrás de la fuente esa, la del medio de la placita central, donde, si te agachás y cerrás un ojo se ve la imagen del santo Y?» «Uh, loco, no, qué mal, qué lástima que te perdiste comer ese pulpito que sirven en la fonda que está al fondo de una cortada, al costado del camino, de la mano izquierda cuando dobla el río Z…» El viaje es tuyo! La persona que lo está concretando sos vos y tiene que ser consistente con vos y con tus gustos! Es la única forma en que vas a disfrutarlo de verdad y te será memorable, justamente porque vas a estar haciendo, viendo y conociendo lo que te importe a vos, que a fin de cuentas es el que saca la plata del bolsillo para que este viaje sea posible! Basta de cargar con los pedidos de los demás! Basta de pensar que es el gran viaje de tu vida y que hay que hacer todo lo que te aconsejan o te piden porque quién sabe si alguna otra vez vas a poder viajar! Hola! Estamos viviendo una época de gran adelanto, donde por suerte si sos vivo y te ponés las pilas, podés conseguir buenos precios para vuelos, estadías y traslados. Donde irse a Europa, por ejemplo, no significa ascenso social ni ser de clase alta. Que a tus viejos se les hinche el pecho porque que el nene o la nena «llegó», porque te tomás un avión para irte al viejo continente por 30 días no significa que vos te lo tengas que tomar igual y sentir hasta culpa de que vos lo estés haciendo y ellos no. Disfrutá del momento, disfrutá del viaje, disfrutá de ese tiempo libre que te das para ver otros colores, otras caras, escuchar otros lenguajes, conocer otras costumbres. Dejá de cargar con los pedidos de la Tía Anita que te implora que ya que vas para Italia, te salgas de tu recorrido para llegar al pueblo perdido del bisabuelo. Decile a la Tía Anita que se te hace difícil, que tal vez en otro momento pero ahora no, ahora vos vas a conocer. En el próximo viaje, tía. Porque sí, sabés? Aunque te cueste creerlo, siempre habrá otro viaje, siempre habrá una oportunidad. A pesar de que a la vuelta vos creas que ya está, ya fue, nunca te permitas pensar que este viaje fue el último. Cada vez que estés en un lugar y no llegues por el horario a ver algo planeado, pensá: «Bueno, lo hago en el próximo viaje». Y cada vez que programes ir a algún lugar, andá a conocer lo que vos quieras conocer. Dejá de creer que porque vas a una ciudad europea tenés que ir a un museo o galería de arte o una catedral. Si va con tus gustos, andá. Si creés que vas a perder el tiempo, no vayas. Caminá las calles, interactuá con los vendedores, ponete a bailar con un artista callejero. El viaje soñado es tuyo y sos el dueño de concretarlo y moldearlo a tu parecer. El viaje soñado tiene que ser el reflejo de quién sos. Los de afuera son de palo. Y vos, tomate el palo. Feliz viaje! Por @aliciasown