Autor: @anelendv

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Destinos accidentales. Paracas.

Paracas fue un destino accidental. Una posta entre Lima y Nazca, para no hacer el viaje tan largo. Y fue el sitio más encantador, destacándose por sobre otros parajes emblemáticos visitados. No estaba en el plan de viaje cuando, junto a dos amigos con motivo de terminar nuestra carrera, decidimos ir a Perú, hacer el Camino del Inca y conocer Machu Picchu. Paracas fue un destino accidental. Una posta entre Lima y Nazca, para no hacer el viaje tan largo. Y fue el sitio más encantador, destacándose por sobre otros parajes emblemáticos visitados. Paracas es una caleta de pescadores, se recuesta sobre una bahía del Pacífico. Su nombre significa Lluvia de arena en idioma quechua. Una arena casi blanca, finísima, que forma playas curvas entre promontorios de piedras negras. Llegamos en colectivo desde Lima de noche. Nos subimos a un taxi que nos llevó a pedido nuestro a un hostal, barato, al borde del mar. No fue hasta el día siguiente que descubrimos el paraíso en el que estábamos. El hotelito tenía grandes ventanales al mar y su propio embarcadero blanco. De las dos noches programadas, nos quedamos cuatro. El momento mágico fue cuando nos despertaron al grito de “llegaron los delfines, llegaron los delfines” y medio dormidos corrimos hasta el embarcadero para ver un grupo de 10 o 15 delfines mostrar sus lomos curvos sobre el agua serena y brillante. Inolvidable. Además de ser pintoresco, Paracas ofrece gastronomía barata y buenísima. Es un centro de conservación de aves acuáticas y hay recorridos para hacer tanto terrestres como embarcado para disfrutar los paisajes y la fauna del lugar. Y fue el sitio donde San Martín desembarcó en la Guerra de la Independencia. Una placa y una modesta estatua lo conmemora. Espero que como yo, ustedes también hayan disfrutado de los destinos accidentales. Por @anelendv  

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