Autor: @luligrot

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Amazon Go: El futuro ya está aquí

Viajé a Seattle por 26 horas. Cualquier ciudad merece que le dediquen más tiempo a ser descubierta, pero la razón del viaje era estrictamente laboral, así que ese era el tiempo con el que contaba para todo: asistir al evento, visitar algún lugar de interés y dormir antes de pegar la vuelta. Un par de días antes de subirme al avión me senté a planificar la corta estadía y si había algo que no podía quedar afuera de mi lista era vivir la experiencia Amazon Go. Amazon, que propone una nueva manera de hacer las compras, abrió al público este prototipo de tienda en enero de 2018. Amazon Go es un mercado sin línea de cajas. No hay empleados con postnet móvil como en un Apple Store, no hay colas y tampoco es necesario escanear cada uno de los productos antes de meterlos en la bolsa de compras. El local es un espacio de 170 m2 ubicado en 2131 7th Avenue -uno de los 18 edificios de propiedad de Amazon en Seattle- y los productos que se ofrecen, por el momento, son alimentos frescos, bebidas y golosinas. Toda la experiencia es tan simple y rápida cómo lo es hacerlo por internet. Entré, guardé los productos en la bolsa y me fui. Así de fácil.     Pero ¿cómo funciona todo esto? Antes de ingresar descargué la app que tiene asociada la cuenta de Amazon con los datos de mi tarjeta de crédito. En la entrada del local hay una especie de molinete con lector de código QR (parecidos a los de las estaciones de tren o subte que leen la SUBE). Al apoyar mi teléfono en el lector, Amazon recibió la información con los datos de facturación. Si hubiera estado con mi familia o con amigos, ellos podrían haber ingresado también. Para alertar a Amazon sobre quién paga la cuenta en caso de ser más de uno los que realizan la compra, los acompañantes deben entrar primero, sin registrarse con el celular y el último que ingresa y apoya el código en el lector es el que paga. Una vez adentro, solo resta elegir qué comer. Los sensores instalados en toda la tienda permiten detectar lo que metemos en la bolsa. Se utiliza además reconocimiento facial y una tecnología similar a la que utilizan los autos sin conductor, que aprende del comportamiento de los consumidores. Aproximadamente un minuto después de dejar el local, recibí el detalle de la compra. Con la posibilidad de pedir la devolución en caso de que, por error, me hubieran facturado un ítem no adquirido. Para eliminarlo, simplemente hay que deslizar el dedo hacia la izquierda sobre el nombre del producto. Lo que me llamó la atención es que decidir si incluir o no ese ítem en la cuenta dependía absolutamente de mí. Ya estaba afuera de la tienda, así que nadie iba a controlarme. ¿O si? Yo no pedí la devolución de nada, así que no puedo confirmarles si existe alguna manera de controlar una vez afuera o a Amazon le importa muy poco los refunds malintencionados que pueda haber. Me inclino por esta última opción. Ahora viene lo interesante.. ok, no hay cajeros, pero ¿hay empleados? sí y varios. Conté unas 8 personas entre los que estaban en la entrada orientando a los visitantes, dentro del local asistiendo a los compradores y curiosos o reponiendo productos. También hay una cocina, así que estimo que habrá cocineros y hay cámaras, por lo que habrá alguien monitoreando. Lo que intento explicar con esto es que, más allá de mejorar la experiencia de compra, Amazon Go abre el debate sobre la eliminación de puestos de trabajo aburridos y repetitivos. Esto que para algunos es un problema, lejos está de serlo. Está bien que los trabajos así los haga una máquina y no una persona. Las personas estamos para más. Aunque a algunos les cueste verlo de esta forma, este tipo de desarrollos crean también nuevas necesidades y ahí tenemos que estar las personas, capacitándonos para ocupar puestos innovadores que requieran otras habilidades: análisis de datos, de comportamiento, mantenimiento y muchos otros trabajos que no podría nombrar porque hoy no existen.   El futuro comenzó hace rato. En Seattle, en Tokio o en el barrio de Pompeya, por ejemplo, donde nació Gino Tubaro, el argentino que crea prótesis 3D para ayudar a niños con discapacidad. El futuro está entre nosotros y viajar nos da la posibilidad de conocerlo e ir adaptándonos a él. ¡Aprovechemos la oportunidad!   Por @luligrot

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