Tres imperdibles de Los Angeles
Los Angeles. Berverly Hills, el Paseo de la Fama, el Teatro Chino, el Dolby Theatre y la entrega de los Oscar, los estudios de cine. No me referiré a ninguno de estos lugares. Solo decir que, por ejemplo, el Paseo de la Fama me resultó poco menos que decepcionante. A lo largo de algunas cuadras de Hollywood Boulevard, entre negocios venta de souvenirs, lencería erótica, pelucas coloridas, locales de café y hamburguesas, con mi esposa vamos encontrando (más literalmente, pisando) las estrellas de Hollywood, de seguro muchas de ellas ignotas para la mayoría de los visitantes extranjeros. Buscando alguna estrella conocida llegamos al Teatro Chino y a su lado, el Dolby Theatre. Dejo los comentarios a quienes les haya causado mejor impresión que a mí. Vamos a los imperdibles: Getty Center. El Getty es un centro cultural, un campus, un gran combo que alberga un Museo, un Instituto de investigación, la Fundación Getty y un Jardín Central. El nombre corresponde a Jean Paul Getty, empresario multimillonario y coleccionista de arte y antigüedades, quien aportó los fondos a un fideicomiso para la construcción del centro inaugurado en 1997 y también sus obras de arte. Conocido por su fama de tacaño, una terrible anécdota suele ser mencionada como ejemplo. Uno de sus nietos estudiaba en Italia cuando fue secuestrado en 1973 en Roma. Los secuestradores le pidieron 17 millones de dólares por el rescate. Getty se negó a pagar argumentando que tenía 14 nietos más y que si pagaba sería víctima de más extorsiones. Al no recibir respuesta los secuestradores enviaron a un diario la oreja derecha del nieto dando un plazo de 10 días de lo contrario le cortarían la otra oreja. Getty decidió regatear con los secuestradores y consiguió la liberación tras pagar 2 millones. Llegar al Getty Center no es tan fácil para el turista sin auto, deberá recurrir al subte y combinar con un colectivo, demorando alrededor de una hora y media desde el Downtown. No desistan, vale la pena. Al llegar un jardín con esculturas da la bienvenida y acceso a un tren interno que ladeando la montaña en pocos minutos nos deja en la puerta de entrada del Centro. Importante aclaración: el ingreso es gratuito. Al bajar del tren nos encontramos con una construcción moderna, con una escalera que nos invita a entrar y a sacarnos una primera foto. Superados los escalones descubrimos el Jardín Central con vista a la ciudad de Los Angeles, que ya presagiábamos mientras subíamos en el tren, y el acceso al Museo. El Jardín Central constituye una obra de arte más del complejo; permite recorrerlo, disfrutando de la variedad de especies y colores. No es el único jardín, hay uno de cactus y crasas que no se puede dejar de visitar. El Museo tiene una importante colección de arte americano y europeo desde el Medioevo al presente. Destaco, solo por gusto personal, Los Lirios de Van Gogh, Goya con una escena taurina, Noche Estrellada de Munch y 5 obras de Rembrandt. Imperdible. Librería The Last Bookstore Caminando por una de las avenidas principales, nos desviamos en una calle con un mercadito con puestos de frutas y verduras. Nada interesante por cierto pero al final de la calle nos encontramos con uno de esos pequeños atractivos que no suelen aparecer en las guías de viaje: The Last Bookstore. Librería de usado de dos pisos que sorprende por la decoración y la ambientación, de la que los libros forman parte. Una visita recomendada aún para quienes no sean fanáticos de la lectura o quienes no lean en inglés. Para estos últimos, en menor cantidad, al menos podrán encontrar discos y cds. La planta baja, más clásica, con estanterías, bibliotecas, sillones para leer (con cartelitos que aclaran: Please note: We are not a library. 1. One hour limit for using chairs and couches 2. No sleeping 3. If you damage the books, you buy them) y un pequeño escenario para presentaciones. El primer piso se transforma en un recorrido variado, con cuadros, objetos de arte, una gran bóveda de seguridad convertida en sala temática, un pequeño pasadizo de libros y mil detalles más. Una propuesta diferente, a costo cero. Imperdible. Walt Disney Concert Hall. No esperen encontrarse con Mickey o Pluto. Walt Disney Concert Hall es una sala de conciertos ubicada en el Downtown y que, entre otras cosas, funciona como sede de la Orquesta Filarmónica de los Angeles. Lilian Disney, en honor a su marido Walt Disney donó 50 millones de dólares para una nueva sala de conciertos. Pasaron 16 años desde la donación inicial de Lilian Disney hasta su apertura al público en octubre de 2003. Su diseño estuvo a cargo de Frank Gehry, el mismo arquitecto del Museo Guggenheim de Bilbao; el museo fue construido antes pero que los diseños del WDCH son previos. No solo el diseño exterior es llamativo, con sus curvas de acero inoxidable. Su auditorio principal está realizado en paneles de madera (abeto) y provisto de luz natural, con una capacidad para 2265 personas. El público se ubica alrededor de la orquesta y sobre las butacas de la parte posterior de la sala se destaca un gran órgano que adquiere una posición central. Es reconocida como una de las salas con mejor acústica del mundo. Situado al lado del Dorothy Chandler Pavillon esta obra maestra de la arquitectura sorprende incluso a la distancia, mientras uno se acerca caminando por la Grand Avenue. Imperdible. Por @MarcosTrappi