Autor: @Szelagowski

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Historias de la India

14/12/2001…. llegué a Mumbai , India Llegue por fin a Mumbai hoy a las 2.30am,  no entendía nada, no era un aeropuerto normal, era en medio de la nada,  hacía mucho calor, y estaba el cielo aún oscuro, olores muy fuertes a especias y  otros indescriptibles para mí. Apenas bajé del avión seguí la fila de gente que me llevaba a un hall donde un guardia sentado con una escopeta  le gritaba a todos, la humedad del ambiente era insoportable, se escuchaba un fuerte zumbido de mosquitos constantes y  grillos a lo lejos, todo eso en unos pocos segundos. Fue fuerte el shock pero alucinante al mismo tiempo, esto es increíble siento que pase a otra dimensión, no es como nada de lo que he conocido hasta ahora. Me quede en el aeropuerto y me hice amiga de una italiana nos quedamos charlando un largo rato, ella vino a la India  hacer meditación y me contó todo sobre el tema,  pero se fue a las 4.00am y me quede sola nuevamente. Me puse a leer y puse cara de venir seguido a la India, para que nadie siquiera se anime a acercarse,  porque  a  los  que  más miran es a los perdidos y no los dejan en paz, así que  me quede leyendo el libro Siddhartha que me regalaron Granada y sus amigos en Madrid. Me hicieron una despedida increíble, y aproveché para quedarme leyendo mi nuevo libro mientras esperaba mi valija que no llegaba nunca, no quería ni pensar que podría pasar si me volvía a tocar una situación similar a la que me toco vivir en la isla de Elba a casi 48 hs del casamiento de Richi y Matilda, llegamos a Italia y mi valija nunca llegó. Resulta que la habían mandado a Thailandia. Por fin la recupere,  si 1 semana más tarde cuando regrese a Barcelona ella llegó conmigo. Ese recuerdo me paralizo totalmente porque esto no era ni España ni Italia, estaba en India  sola y nadie hablaba casi inglés, por lo tanto me enyogize sin saber siquiera lo que era eso y comencé a visualizar a mi mochila Alphine Sckate en cada bulto que se avecinaba. Casi muero de ansiedad en la espera pero finalmente luego de un largo tiempo que para mi fueron años llegó. Salí entonces afuera de la estación,  ya estaba más claro el día, pero se oían muy fuertes los sonidos del bosque, como si estuviéramos inmersos dentro de la forestación. Cuando miré la estación a lo lejos me di cuenta que así era estábamos en medio de un gran campo, como el de Ezeiza pero esto era INDIA. Camine 2 pasos y cientos de hombrecitos se me abalanzaron para lograr obtener mi mochila y conducirme a sus rickshaws, cosa que me tomo de sorpresa y me asustó bastante, pero con mi mejor cara de Silvia Pérez vengo todos los años a ver a mi gurú, elegí a uno de ellos y me subí. Al Salvation Army, le indiqué muy decidida y comenzó el viaje a otro mundo….sin palabras…era una mezcla de incredulidad, con emociones, con olores y el calor húmedo que me pegaba en la cara,  a través del plástico que usaba como para viento el chofer. No podía perderme nada sentada en aquel  rickshaw que consiste en una motoneta que arrastra una caja de zapatos con asientos y ruedas que aun hoy en algunas ciudades (muchas de ellas)  lo hacen los mismos hindúes (tracción a sangre) corriendo descalzos por las calles. Este por suerte iba en su motoneta, la cual a mitad de camino comenzó a fallar y se paró en el medio de una avenida de Bombay. Antiguamente llamada, Mumbai, donde autos de todos lados la surcaban, ida y vuelta, derecha, izquierda por delante y por detrás, autos me refiero a estos bicharracos llamados rickshaws que no paran nunca son como abejorros que se meten a toda velocidad por todos lados y justo yo fui a elegir el mejor de todos, el que me honró en medio de la avenida…casi me infarto…rezaba por qué no nos llevaran puestos. La cosa es que ni siquiera le podía decir nada al pobre hombre por qué no me entendía  nada  no  hablaba inglés así que me dedique a hablarle en español y sugerirle que siga intentado que Sahi Baba o Dalai Lama o Buda o alguien nos ayudaría, tanta invocación de gurúes  llegó a oídos de alguno y el motor  revivió, también mi corazón, que comenzó a caminar paulatinamente, fue algo mágico todo ese camino, yo parecía una lechuza, la cabeza giraba en todas direcciones, no podía creer lo que veía, vacas en la calle mezcladas con la gente, como si fueran perros, gente durmiendo en la vereda, casas de cartón, las ruinas de algo que parece haber sido tan lindo, un imperio, pero venido abajo. Todo se entremezcla, la gente entre los autos pareciera que la fuésemos a  pisar pero de alguna forma sortean todos  los peligros y no pisamos a nadie, otros tan flacos que se desarmaban en la calle sentados. Todo aquí es muy tranquilo, se respira en el aire, nadie se pelea con nadie, conviven en una paz increíble y eso arma esta atmosfera de paz. A pesar  que los taxistas son lo peor, no se oye,  ni una blasfema, no se sobresaltan, todo requiere su tiempo. Las calles llenas de gente por doquier, familias viviendo en las calles, los famosos barrios de chabolas, era algo tan distinto a todos mis otros viajes, incluso a Marruecos, esto me gustaba mucho, muchísimo más. El taxi me dejo en el Salvation Army un hotel que van muchos mochileros y es donde quería ir para conocer gente, historias y recomendaciones de lugares y encontrar que era lo que podría hacer en mis 4 días de estadía allí. Tenía que comprar el billete para Goa, Arambol donde me esperaban mis amigos que ya estaban inmersos desde hacía casi 1 mes en esta cultura ancestral. Me llegaban hasta sus mails

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