Algo (malo) me pasa con Madrid

Hace unos días estuve en Madrid. Es la cuarta vez que visito la ciudad, pero la última había sido hace 30 años, en 1995.

¿Cómo puede ser que, siendo tan viajero y tan amante de Europa, no haya regresado a Madrid por tres décadas? Justamente porque las tres veces anteriores no me había gustado.

Mi recuerdo de Madrid era el de una ciudad gris, sucia, muy parecida en muchas cosas a Buenos Aires, pero con menos gracia.
Incluso, en mi primer viaje —allá por 1987— tuve mi primer contacto con las drogas: no porque las haya probado, sino porque fue la primera vez que vi drogadictos en la calle (en Plaza Mayor). Evidentemente la imagen me impactó, porque quedó grabada en mi memoria.

Mi problema con Madrid en aquellos primeros tres viajes, allá lejos en el tiempo, fue que siempre sentí que al llegar ya estaba con media pierna de regreso en Buenos Aires.

Viajar a Europa en los 80 o 90 era muy diferente a viajar hoy.
Por algo, cuando salíamos de viaje, nos iba a despedir a Ezeiza toda la familia, incluidas esas tías que jamás habíamos visto en la vida. No solo viajar era menos accesible, sino que el mundo quedaba muchísimo más lejos. La globalización aún no había comenzado, y viajar al exterior era realmente transportarse a otro mundo: otros idiomas, otras formas de vestir, otros autos, cosas modernas que acá nos parecían de ciencia ficción, otras culturas, otra arquitectura, otro todo.

El mundo cambió por completo con la globalización e Internet, y hoy todo es muchísimo más uniforme.
Adonde vayamos, veremos personas vestidas igual que nosotros, haciendo las mismas cosas, consumiendo lo mismo.

Viajar, de algún modo, es más accesible. No tanto por precio (porque difícilmente haya sido más barato que en la época de la Plata Dulce), pero sí por oportunidades, rutas aéreas y por la cercanía que genera Internet.

En este contexto, donde el mundo es más pequeño y las posibilidades de sorprenderse son menores, más que nunca, para sentirme realmente “de viaje en el exterior”, necesito cosas que sigan siendo muy diferentes a las que tengo en Buenos Aires.
Por eso me encantan las ciudades con centros históricos, con callecitas estrechas que se pierden, los palacios de cientos o miles de años, la arquitectura que no vemos acá, los idiomas que no sean el español y cosas de ese estilo.

Voy a ejemplificar: Ámsterdam no tiene nada que ver con Buenos Aires. Nada. Allí me siento realmente de viaje.
Lo mismo con Praga, con Viena, con Londres, con Budapest, con Roma, con Florencia e incluso con Barcelona.
Porque en Barcelona, si de repente algo me hace sentir cerca de Buenos Aires, me meto en el Gótico y ya estoy otra vez en Europa.

Mi sensación con Madrid, en las tres veces anteriores que la visité, era que viajar 14 horas en avión y gastar mis ahorros para sentirme casi igual que en Buenos Aires no valía la pena.

Por eso no volví a Madrid durante 30 años.
Pero en los últimos tiempos vengo escuchando que Madrid está espléndida (y que Barcelona se vino abajo): que sus calles, avenidas y edificios cobraron nueva vida; que el clima en las calles es hermoso; que resurgieron barrios que estaban en decadencia y ahora brillan de vida, bares y luminosidad.

Escuché tantas cosas buenas de Madrid que me dieron terribles ganas de volver. Y aprovechando el viaje grupal que organicé por el norte de España, no me iba a perder la oportunidad de redescubrir esa ciudad maravillosa de la que todos hablan y que había dejado un mal recuerdo en mi memoria.

Así que volví a Madrid.
Con todas las expectativas. Incluso diría, con altísimas expectativas.

¿Y qué me pasó?
Me volvió a no gustar Madrid.
Y eso que paré en Las Letras, el mejor barrio posible.

Madrid en 2025 (según mis ojos)

Encontré una Madrid resplandeciente, es verdad. Los edificios que hace 30 años se veían grises ahora están blancos: gran trabajo de restauración. Los barrios que antes parecían marginales, como La Latina o Malasaña, hoy son de lo más cool. En la Plaza Mayor ya no hay yunkis; ahora hay mesas, bares y hordas de gente pasándola bien.
Los subtes son una joya, los bares están repletos a toda hora, El Retiro está impecable, Salamanca podría ser un barrio lujoso de París, y así con muchas cosas más.

Entonces, ¿por qué no me gustó?
Por varias razones, pero sobre todo por la última de esta lista:

  1. Está explotada de turistas. Veníamos de un viaje por el norte de España, visitando ciudades medianas o pequeñas, y al llegar a Madrid nos abrumó la cantidad de gente.
  2. Toda la zona de Plaza Mayor, Puerta del Sol y Gran Vía eran hordas de turistas caminando bajo el sol, casi sin sombra. Insoportable.
  3. En este viaje noté algo que antes no había registrado: dicen que la Avenida de Mayo en Buenos Aires se parece a la Gran Vía de Madrid, y probablemente sea cierto. Pero Madrid tiene clima seco y, por lo tanto, hay muy pocos árboles. Eso hace que la Gran Vía resplandezca más: las fachadas blancas, todas restauradas, lucen imponentes. El problema, para mí, es que caminar bajo el sol (hacía 30 grados siendo octubre), sumado a la multitud, me resultaba insoportable.
  4. Quise evitar pasar por la zona de Gran Vía y Puerta del Sol, pero parando en Las Letras todo me llevaba inevitablemente por ahí.
  5. No hay callecitas que se pierdan en curvas locas ni muchas vías peatonales. Incluso hay pocos bares o restaurantes con mesas en las veredas —a diferencia de casi todas las otras ciudades que visitamos en España—, ya que Madrid es una ciudad de calles, veredas y avenidas, como Buenos Aires. No me siento en Europa.
  6. El Parque del Retiro no me aportó nada nuevo. Lo pondría, con generosidad, en el puesto 50 del ranking de los mejores parques del mundo.
  7. Las Letras me encantó: me pareció lo más parecido a estar en Europa, pero son solo cinco cuadras.
  8. Hay tanto turista que se convirtió en una ciudad cara.
  9. Si entrás a una tienda tipo Apple Store, Zara o H&M, hay tantos argentinos que es difícil no sentirse en casa. Y en general, si te sentás en un bar, también te atenderá un argentino.
  10. La vi sucia. Es muy difícil que una ciudad con tanto turismo no lo esté.
  11. Una vez más, sentí que tenía medio pie en Buenos Aires.

    Aclaraciones (abriendo el paraguas)

    No quiero convencer a nadie de que Madrid no vale la pena. Solo quiero contar lo que me pasa a mí con Madrid.

    Todo lo que, a mi gusto, la hace poco atractiva, son las mismas razones por las que pienso que debe ser el mejor lugar del mundo para que un argentino se vaya a vivir. Te da lo bueno del primer mundo con una familiaridad que te hace sentir como en casa. Si algún día me fuera a vivir a Europa, probablemente el primer lugar que pensaría sería Madrid.

    No digo que sea una ciudad fea: es una ciudad linda, y con menos turistas sería aún más linda. Solo digo que, si pago lo que cuesta un pasaje y lo que vale un hotel (que está carísima), elegiría otro destino donde me sienta realmente de viaje.
    De hecho, venía súper relajado en el viaje; llegué a Madrid y me sentí tan en casa que me volvió el estrés habitual de cuando no estoy viajando.

    Si tuviera a Madrid a 100 kilómetros de distancia, iría seguido. Se nota que se la pasa bien.

    Pero…

    Es probable que las cuatro veces que estuve en Madrid haya cometido el mismo error, del cual, claramente, sigo sin aprender.
    Así que les dejo un tip para que no les suceda lo mismo que a mí:


    Tip para disfrutar Madrid si no te gusta mucho Madrid

    No hagan como yo, que las cuatro veces la dejé para el final de un viaje por Europa.
    No la usen como puerta de salida: úsenla como puerta de entrada.
    Que su viaje comience en Madrid.

    No tengo dudas de que, aplicando ese truco, se vuelve una ciudad espectacular también para el turista.

    PRÓXIMOS VIAJES GRUPALES

    Budapest, Viena y Praga 2026

    Cada experiencia que escucho sobre quienes viajaron en grupo por las capitales imperiales, cada vez me convenzo más que tenemos el mejor BUDAPEST, VIENE Y PRAGA del mercado. Lo pueden decir las 63 personas que ya lo hicieron con nosotros, pero también lo digo yo. Es imbatible la forma en que está organizado este viaje. Es un relojito. Como el reloj astronómico de Praga.

    Fechas de viaje: 19 de mayo al 2 de junio.

    Es un viaje pensado para recorrer Budapest, Viena y Praga SIN CORRER. 5 días en Budapest, 4 en Viena y 5 Praga. Con adicionales de lujo como visitar Cecky Krumlov, Karlovy Vary y el Valle de Wachau junto a la Abadía de Melk.

    Les paso toda la información en este link:

    https://quizviajero.com/blog/viaje-grupal-a-budapest-viena-y-praga-2026/

    Croacia + Eslovenia (más un toque de Italia y de Montenegro)

    Estoy muy entusiasmado con este viaje —al que voy a viajar yo—, especialmente porque Larisa, la guía acompañante que tuvimos en el norte de España, me dijo que Croacia es su lugar favorito de Europa (y la más linda, según ella).

    El viaje parte desde Trieste, donde pasaremos 2 noches.
    Incluye un día en la espectacular Kotor (Montenegro).
    Croacia será a fondo y dedicaremos varios días a Eslovenia.

    Para quienes quieran visitar Zagreb (no incluida en el recorrido), armamos una extensión opcional con traslados, hotel y guía.

    Info completa:
    https://quizviajero.com/blog/croacia-eslovenia-sin-apuros-viaje-grupal-exclusivo-2026

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