Viajando con altura: El desafío de viajar siendo alto.
Hace un tiempo leí de un jugador de vóley ruso que bajaron de un avión porque no entraba en el asiento (medía 2,20 mt) y no pude más que solidarizarme a la distancia con ese desconocido gigante que sufre por salirse de los parámetros de lo considerado “normal” por la sociedad, o por lo considerado “normal” por las aerolíneas, que es mucho más chico. Quiero aclarar que mido 1,93 metros, encuentro ropa y zapatos de mi tamaño sin mayor dificultad y cotidianamente me encuentro con gente más alta que yo. Quiero decir con esto que no soy un coloso de proporciones titánicas. Sin embargo al emprender un viaje, la altura superior al promedio se hace presente. El problema empieza antes de viajar, al armar la valija. Un bulto de hasta 23 kg., en mi caso, es mucha menos ropa que, por ejemplo, en una persona 20 cm más baja. Una muda de calzado, 2 pantalones, 4 remeras, un abrigo y las cosas de aseo personal casi llenan la valija. Si ven en sus viajes a gente alta vestida siempre igual, ya saben, culpa de las aerolíneas. Al momento de hacer el check in en el vuelo, más o menos el 97% de las veces, las salidas de emergencia y primeras filas ya están ocupadas. Un médico conocido mío, le pedía a la secretaria que le dejara un turno libre justo 36 horas antes de los vuelos, para ser el primero en hacer el check in y elegir la primera fila, mide 1,60 mt. y le cuelgan los pies en el asiento, pero sabe que otros quieren ese asiento y disfruta de tenerlo. Chateando hace poco con un conocido travel Blogger, me decía que ahora se pueden comprar las primeras filas y salidas de emergencia, o si no, siempre me quedaba la opción de ir en bussiness. Quiero aclarar aquí, una confusión que parece generalizada: Soy alto, no rico. Aparentemente mucha gente piensa que son equivalentes. El personal de las aerolíneas, es siempre gente muy amable y servicial (los eligen por serlo) y yo siempre trato de ser amable, sonriente y educado con ellos, ser el cliente que mejor los trate ese día. Aparentemente, ser amable y alto no califica para ubicar a un pasajero en los asientos más espaciosos. Nunca sabremos si hay una conspiración mundial que otorga esos asientos a miembros de una sociedad secreta, o bien, sólo tengo mala suerte. Pasillo o ventana: Un consejo que he recibido miles de veces es sentarse en el pasillo para “estirar las piernas”. Vamos por partes: La humanidad durante miles de años soñó con ver el mundo desde el cielo, ¿y ustedes pretenden que por ser alto no me gusta mirar por la ventana? Se equivocaron, piénsenlo de nuevo. Además, el “estirar las piernas” se refiere sólo a la pierna que está del lado del pasillo, esto sería “estirar el 50% de las piernas”, además la experiencia me indica que la pierna estirada en el pasillo es pateada, quiero creer que sin querer, por un transeúnte cada 2 a 3 minutos, no es una gran solución. Mi padre, también alto me decía que en el pasillo uno puede pararse y caminar. Estás en una lata con 200 personas a 10.000 metros de altura. ¿Cuánto podés caminar?, ¿A dónde vás a ir? ¡Por favor! Siempre seré del #TeamVentana. Finalmente, para no aburrirlos, quiero decir que envidio enormemente a las personas que entran en cualquier cama de cualquier hotel. Siempre una estrella de mi calificación a los hoteles que visito es el largo de la cama. Rara vez, en la descripción de un hotel avisa: “si usted mide más de 1,80 metros, nuestras camas le resultarán particularmente incómodas”. Por @diegodesanjuan