Autor: @sanmaski1

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Carta desde Bolonia, como las de antes.

Marzo de 2017 Querido Abe:   ¡Por fin llegamos a Bolonia! El viaje desde Milán duró lo que un suspiro. Te voy a contar cosas que te harán reconsiderar tu cara de sorpresa cuando te dije que veníamos aquí. Ya sé, esta ciudad no es la primera ni la cuarta, ni siquiera quizás la octava de las opciones cuando planeás un viaje a Italia. Todavía recuerdo el “intercambio de opiniones”, pero el instinto y en parte conocer la región de donde es la familia de C, nos convenció de incluirla en el recorrido. ¡No sabés qué placer es no encontrar los ejércitos de turistas detrás del paraguas rojo!!! Este detalle, le suma atractivo y todavía no vimos casi nada. Si bien ya sabíamos que es uno de los cascos medievales mejor conservados de Europa, verlo, es otra cosa. Esos pórticos que cubren casi todas las veredas, me hacen pensar que debería haber traído la capa de terciopelo negro de Mamá, para estar a tono. ¿Te acordás que no había forma de convencerla de que no la use? En fin, ahora es un recuerdo entre muchos otros. Melancolías aparte, te cuento que el hotel que te mostré, el Accademia, cerca de la Universidad, es muy lindo, sencillo, familiar, con un desayuno muy rico, todo “homemade”. El barrio universitario es hermoso; sus edificios, increíbles, pensá que es la Universidad más antigua de Occidente, de alrededor del 1100. Caminar por los pasillos por donde pisó por ej. Dante, es al menos curioso. Estamos a tres cuadras de las famosas torres, Galisenda y Asinelli, también de alrededor del 1100, son mucho más altas de lo que parecen en las fotos y más torcidas, y según nos contaron, se cree que no eran solo torres vigías, sino una competencia de demostración de poder entre las familias ricas de la ciudad, haciendo una más alta que la otra. Había más de cien!! Los varones subieron a Asinelli, pero esos escalones gastados e inestables por el paso de los siglos, no son para mí!! La vista es sencillamente hermosa, por lo que vi en las fotos!! Café y cornetti mediante, fuimos al Palacio del Archiginassio, que es una antigua dependencia de la Universidad, donde está el Teatro Anatómico, donde te podrás imaginar, se llevaban a cabo las clases de medicina, sala dedicada al estudio de anatomía, con su mesa de disección de mármol. Sin palabras. No te puedo contar la felicidad que tenemos con F, de encontrar librerías a cada paso. Placer supremo. Mucho arte, historia y misterio, pero ya es casi la hora de comer, ya pudimos comprobar porque le dicen la “Docta”, culta, fina y académica; también porque le dican la “Rossa”, su color lo dice todo, ya sabes la idea fija que tengo con los colores de las ciudades y ahora, last but not least, vamos a comprobar porque a la “Grassa”, le dicen la “cocina de Italia”. ¿No será mucho? Fuimos por recomendación de la gente del hotel a un lugar a un par de cuadras, L’Osteria dell’Orsa, ahhhh!!! Sencillo, vino de la casa en botellón, económico y una comida sensacional. Nada pretencioso. Y además muy buen ambiente . Fuimos todas las noches. La realidad que todo lo que probamos en distintos lugares fue excepcional, desde el simplísimo “tortellini in brodo” hasta la pasta ripiena con salsa de tartuffo nero, pasando por su archiconocida mortadela, que la comés desde el desayuno. ¡Unos días más y vuelvo rodando! La comida es tan importante que los locales que la venden conviven con los de por ej., Armani, Bulgari o Furla. ¡Los maravillosos Reggiano Parmigiano se destacan más que la mejor cartera! No sabes lo feliz que nos sentimos C y yo de poder compartir un viaje más con los chicos, somos muy afortunados de que quieran seguir viajando con nosotros. Todavía recuerdo la primera vez que fuimos todos a NY, la cara de F mirando no sé si un Van Gogh o un Degas con lágrimas en los ojos. No tiene precio, es uno de los momentos en que te das cuenta de que todo vale la pena.   ¡Ya sé! Como si te estuviera escuchando, la termino con el sentimentalismo. Ok, mejor me despido.   Besos a todos, San     P.D: Gracias por alimentar a Fyodor Nikolayevich.       Por @sanmaski1

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ROMAHOLIC

Me gustaría compartir lo que me produce Roma. Mi favorita entre todas, con su ruido, desorden, caos, belleza, cultura, historia, estilo. Me encanta su color, todas las ciudades tienen un color, el de Roma es cálido, contenedor.   Escribir, que buen desafío. Me intimida, pero puedo hacer de cuenta que le estoy relatando peripecias de algún viaje a un amigo. Me gustaría compartir lo que me produce Roma. Mi favorita entre todas, con su ruido, desorden, caos, belleza, cultura, historia, estilo. Me encanta su color, todas las ciudades tienen un color, el de Roma es cálido, contenedor. Caminar y perderme en sus calles, descubrir esa Iglesia que no figura en las guías. Ir al Pantheon a las 8 de la mañana, cuando no hay turistas y admirarlo un rato largo. Y esperar justo la hora del mediodía para ver caer de forma perpendicular la luz del sol o la lluvia a través de su óculo. Animarme a tomar un ristretto sin azúcar en la  Tazza d’Oro. Valentía en su máxima expresión! Enojarme de vez en cuando, como cuando me dieron algún euro falso y desenojarme cuando por fin llegan los Fettuccine a la Carbonara o los Gnocchi Cacio e Pepe en l’Antica Birreria Peroni, con la suculenta jarra de su propia cerveza. O cuando por consejo de un taxista descubro una heladería chiquita por el Vaticano, que es, según él, «la mejor de todas» Paseo por el Ghetto, antiguo barrio judío, y cruzando el Tíber llego al Trastevere , haciendo denodados esfuerzos para no caer en algunas de las trampas para turistas, donde comer genial se transforma en un desafío interesante. Caminar, caminar, caminar, de eso se trata Roma, paso por el Circo Massimo, me encuentro con los Foros y de golpe, el Coliseo. Nada demasiado original,  pero si de emociones se trata, a mí me emociona. Creo que la sobredosis de arte que te ofrece la ciudad es hasta peligrosa! Sin ser Florencia, es muy fácil contagiarse del Síndrome de Stendhal!! Si, esa sensación de falta de aire. mareo, lagrimas a punto de caer, exageración? no lo creo.  Roma  carga con todo el peso de ser  junto con Grecia, la cuna de la cultura de occidente sobre sus espaldas. Ciertamente abrumador. Pero me olvido de la historia cuando llego a la Via Dei Condotti y me maravillo con las cosas que los comunes mortales no podemos comprar. Ahí me pregunto, como hacen los diseñadores italianos para hacer todo lindo?? Trato de no llorar demasiado y es justo el momento donde todo el mundo hace un alto y se sienta en las escalinatas de la Piazza di Spagna a ver pasar la vida, y yo hago lo mismo. Con  o sin azaleas. Entonces, emprendo el camino de regreso, sin olvidarme de pasar por la Fontana di Trevi para tirar una moneda de espaldas a la fuente con el único objetivo de volver.       Por @sanmaski1  

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