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Lugares imperdibles en la Costa Oeste

Para aquellos amantes de los viajes y del país del Tío Sam, visitar la Costa Oeste, es casi un destino obligado. Antes de mi viaje, no tenía muchas expectativas por así decirlo; sí quería conocer algunos lugares como San Francisco, ver el famoso cartel de Hollywood y el Gran Cañon del Colorado, pero nunca  me imaginé que podía llegar a ver lugares naturales tan maravillosos e impactantes. Mi viaje por la Costa Oeste duró casi dos meses y estos son algunos de los lugares que visité y más me gustaron.   Hollywood Imposible hablar de la Costa Oeste sin mencionar esta ciudad. Su famoso cartel en las colinas atrae a miles de turistas cada año. No es tan fácil de encontrar, es decir si se quiere una foto bien de cerca ya que los vecinos han impedido que Google brinde su dirección correcta, pero con un poco de investigación se llega sin problema. Hollywood Boulevard, famosísima calle con sus estrellas en las veredas es el lugar donde todos los años se entregan los Oscars en el Dolby Theater, a su lado el Teatro Chino, con una enorme puerta custodiada por dragones. También hay muchos estudios para recorrer, yo elegí Warner Bros y la verdad es que fue increíble poder estar en el sillón de mi cafetería favorita: el de Friends.   San Francisco Una de las ciudades que más me gusta hasta ahora. Desde sus colinas una vista inigualable de la Bahía de San Francisco y la tan famosa prisión de Alcatraz. Fisherman’s Wharf donde podemos llegar con el típico tranvía, es una zona pesquera hermosa. Llegando al muelle 39 podemos ver a decenas de lobos marinos tostándose al sol. La arquitectura de sus antiguas casas, como las Damas pintadas y su contraste con los modernos y enormes edificios es única. Infaltable de ver, la Lombard Street, la calle con más curvas del mundo. Sus muchos barrios, cada uno con su particularidad como Castro, Haight Ashbury con sus hermosos murales de impronta hippie. Y por supuesto como olvidar el puente Golden Gate, visto en cientos de películas.   Valle de Napa Una de las zonas con los mejores vinos del mundo. El Silverado Trail, es una hermosa ruta que va bordeando viñedos. En la mayoría de las bodegas ofrecen degustaciones, por precios bastantes razonables. El mejor lugar para mi: Castello di Amorosa, es entrar en un castillo medieval de la Toscana. Venice Beach Es una linda ciudad balnearia, con mucha vibra de artistas que se refleja en sus enormes murales en casi todos los edificios, los artistas callejeros buscando vender su arte a módico precio y los músicos musicalizando nuestra caminata por la playa, acompañados de muchos ciclistas y gente subidos en segways que se alquilan por pocos dólares en cada esquina con una aplicación del celular.   Además de estas ciudades, tuve la suerte de conocer varios parques. La belleza de éstos es indescriptible, fueron los lugares que más disfruté, haciendo muchas caminatas por las montañas y encontrando osos y ciervos en su habitad natural. Además de enormes desiertos y cañones. Puede decirse que la Costa Oeste es para todos los gustos, todos podemos encontrar algo que nos guste. Sequoia National Park Este parque nacional es impresionante, sus vistas al horizonte con miles de colores brinda una enorme paz. Sus milenarios y gigantescos arboles impresionan, nos hacen sentir como pequeñas hormigas a su lado. Y si toca un día con niebla es aún más impactante la caminata por el bosque. Yosemite National Park Este parque fue de mis favoritos. En este lugar pude ver media docena de osos, incluido una mamá osa alimentando a sus hijitos. Sus cascadas son maravillosas, y tiene muchos caminos de trekkings para llegar a vistas hermosas con pájaros sobrevolando a nuestro alrededor. Las montañas con paredes en picada son increíbles y se pueden ver siempre grupos de escaladores buscando desafiarlas.   Big Sur La ruta estatal #1 nos lleva bordeando el pacifico, con vista a acantilados que le hacen frente a las enormes olas que le dan batalla. Hay muchos campings rodeados de árboles y naturaleza para disfrutar también, además de pequeñísimos pueblitos de sólo un par de negocios y alguna que otra cabaña. La vista al atardecer con el sonido lejano de los lobos marinos cantando es espectacular.   El Valle de la Muerte Ya su nombre asusta un poco y más aún cuando se empiezan a ver los carteles que aconsejan apagar el aire acondicionado para evitar recalentar el motor, aún cuando la temperatura sea cercana a los 40 grados. El desierto está pintado de muchas tonalidades de marrones, con muy poca vegetación y algún que otro coyote buscando reparo a la sombra de algún arbusto perdido. Las enormes salinas es recomendable visitarlas cuando cae el sol.   Cañon del Colorado El gran cañón por excelencia. Es una maravilla de la naturaleza y verlo desde uno de los tantos puntos panorámicos quita la respiración ante su inmensidad. Este lugar se puede recorrer caminando o también en helicóptero. Cañón del Antilope Un lugar al que llegamos casi de casualidad pero que nos fascinó. Al llegar al lugar no se ve nada, es un completo desierto con mucho calor. Después de decidir en cuál de los dos lugares íbamos a contratar el tour, ya que uno no puede hacerlo por su cuenta, nos llevaron hacia una grieta en el suelo. Ahí comenzamos a descender hacia esta maravilla, con sus curvas modeladas por el viento y sus impresionantes colores. Hay muchísimos mas lugares maravillosos dignos de visitar, pero en general uno no dispone de tanto tiempo para visitarlos. Las visitas a los parques, como Yosemite y Sequoia es recomendable hacerlo como mínimo por dos días, ya que hay mucho por recorrer y ver. Las visitas a las ciudades deberían calcularse por 3 a 4 días, para conocer los principales puntos y captar algo de su esencia.   Si quieren saber más sobre otros lugares maravillosos acá encontrarán más info y fotos: https://lamorochaviajera.wordpress.com/ Por @MorochaViajera https://lamorochaviajera.wordpress.com/ | https://www.facebook.com/lamorochaviajera/

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Recuerdos de la inolvidable Florencia

No sé si por esa idea loca o por lo que me preparé para ese momento del viaje, o de tanto mirar guías, mapas y reseñas,  y de las veces que me imaginé como sería llegar a Florencia, que cuando me bajé del tren procedente de Venecia,  sabía perfectamente para que lado tenía que caminar, desde la estación de Santa María Novella, para encontrar el hotel que habíamos contratado. Cuando abro el baúl de los recuerdos no estoy describiendo un hecho metafórico. Tengo, en efecto, un baúl reciclado que perteneció amitía abuela Luisa, y con el que ella se embarcó dejando su casa en Pordenone y su Italia en guerra. El baúl es un recuerdo en sí mismo.  Y nada más adecuado para guardar fotos y papeles de viajes. Imágenes impresas que hoy son pequeños activadores de memoria, sobre todo de la mía. Fue buscando un mapa para prestarle a un amigo, cuando reapareció ante mí, una foto que me tomaron en la Iglesia de Santa María deiFiori, en Florencia. Reconocí esa mirada de asombro y me di cuenta de que lo que sentí cuando llegué a esa ciudad, seguía intacto en mi memoria. Los colores, los sonidos, los olores, todo seguía ahí.  Solo había que activarlo. Llevaba años de leer novelas,biografías, relatos de viajes y libros de historia relacionados con Florencia, el Renacimiento y el arte. Una ciudad y una época que me fascinaron desde la adolescencia, porque creía que en una vida pasada, había vivido allí y que había sido sin dudas en ese siglo. Y hasta aprendí italiano para poder hablar la lengua de mis mayores. No sé si por esa idea loca o por lo que me preparé para ese momento del viaje, o de tanto mirar guías, mapas y reseñas,  y de las veces que me imaginé como sería llegar a Florencia, que cuando me bajé del tren procedente de Venecia,  sabía perfectamente para que lado tenía que caminar, desde la estación de Santa María Novella, para encontrar el hotel que habíamos contratado. Y la ciudad toda me resultó de lo más familiar. Tal vez no todos coincidan en que sea  “la” ciudad italiana, pero como sobre gustos no hay nada escrito,  yo la declaro como mi ciudad preferida. Será tal vez porque fue la cuna de grandes artistas, y porque la idea del mecenazgo de los Medici y toda la historia de esa familia siempre me atrajo. Llena de iglesias y de museos.  Se respira arte y cultura por todos lados. Y shhhh….Entre nos, y en voz bajapara no se ofendan el resto de los italianos, les voy a decir que los florentinos me parecieron de lo más cultos, educados, y a los que mejor les entendí el idioma. Y ahí estaba yo, saliendo de la estación de Santa María Novella.  Y enfrente y cruzando una plazoleta,  está justamente la Basílica del mismo nombre.  En esa manzana hay una placita muy linda, con cafés, y también está la perfumería de Santa María Novella.  Una fábrica antiquísima de jabones y perfumes. Vale la pena entrar y recorrerla y en la tienda, se pueden comprar jaboncitos, fragancias y otros recuerdos para regalar y regalarse. Siguiendo la calle Vía de Cerretani, a unos metros,  enseguida aparece a la vista el mármol del edificio del Baptisterio.  Del mismo vale la pena dedicarle una mirada a las puertas, hermosas obras en bajorrelieves de pasajes bíblicos y cristianos.  Sobre todo la puerta norte, o del Paraíso, de L. Ghiberti.   Las originales actualmente están expuestas en el museo de la Opera del Duomo, a partir de su restauración por los daños del aluvión de noviembre de 1966.  Y también al trabajo de mosaiquismo de la bóveda. La catedral de Santa María dei Fiore, es un imponente edificio, con un frente en mármol que tiene un trabajo casi de orfebrería en blancos, verdes y rosados,  en sus  arcadas y columnas. Volviendo a esa foto que encontré, y al momento que me remitió,  me recuerdo boquiabierta bajo el duomo de Brunelleschi, admirando no solo los frescos de la cúpula, sino las dimensiones de la obra. Medidas expresadas en metros que solo había leído en textos y que ahora se tomaban forma. Y recuerdo también el incesante murmullo de la marea de gente que recorría el lugar, y de a ratos una voz de parlante que repetía en varios idiomas, que se hiciese silencio, que era un lugar de oración y debía respetarse. Observaba a los turistas tomar fotos y me preguntaba si todos conocían, además de la importancia arquitectónica y artística que referencian las guías de turismo, toda la historia de la que esas paredes y columnas, habían sido testigos. Mi imaginación saltaba sin cronología exacta, entre el Quattrocento y Cinquecento. De unsiniestro Savonarola exacerbado que condenaba desde el púlpito, obras de arte y escritos a la hoguera, a un Brunelleschi observando el avance de su obra, pasando por misas donde asistían las familias más poderosas, como los Medici o los Pazzi, y mentes talentosas y eruditas como Miguel Ángel, Leonardo, Botticelli, o hasta el intrigante Maquiavelo, sin olvidar, por supuesto la conspiración y el atentado a Lorenzo de Medici que se materializó allí mismo. El campanario de Giotto, a un costado, nos recordaría su presencia con exactitud de minutos durante toda la estadía, dado lo cercano que estaba nuestro hotel. Fueron pocos días, lamentablemente, para lo que yo hubiese querido, estar en Florencia, pero traté de impregnarme de todos los recuerdos y detalles que pude.  Para el resto estaba la cámara de fotos. La Piazza della Signoria, y bellas esculturas en la Loggia y la plaza, entre ellas una réplica del David de Miguel Ángel. El Palazzo Vecchio y  la Galería de los Uffizzi, con todas las obras que guardan.  Y ahí fuimos, a los Uffizzi, porque aunque sea una vez en la vida hay que pararse a admirar por ejemplo, el Nacimiento de Venus, o La Primavera, de Botticelli o el Tondo Doni de Miguel Ángel,y sin acercarse demasiado, para

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Haciendo el Tour al Palacio Barolo

El Palacio Barolo es la típica joya arquitectónica que los porteños damos por sentada. Nos falta apreciación por nuestra ciudad, que tantas cosas tiene para ofrecer. Qué lindo es ser parte de una comunidad que te da sorpresas… cuando le di RT al post del sorteo del Palacio Barolo pensé “qué interesante”, pero ni siquiera pensé “ojalá lo gane”, porque nunca se me da. Tan desacostumbrada estoy a ganar cosas que cuando me llegó la mención de QV al celular informando que había ganado, mi primera reacción fue pensar“¡Qué bueno, ahora Twitter informa automáticamente a todos los participantes de un sorteo los resultados finales!” ¡CUALQUIERA! En fin, realmente una sorpresa. Así fue como me encontré el miércoles 16 de noviembre en Avenida de Mayo 1370, dispuesta a ser la primera ganadora de Quiz Viajero en hacer efectivo un premio. ¡Un honor! Voy a ser honesta… hasta el año pasado no sabía que el Palacio Barolo existía, y me enteré de la forma más rebuscada: siguiendo una cuenta de Instagram de un alemán que de casualidad viajó a Buenos Aires y posteó su visita al Barolo; de ahí me quedaron las ganas de conocerlo. El Palacio Barolo es la típica joya arquitectónica que los porteños damos por sentada. Nos falta apreciación por nuestra ciudad, que tantas cosas tiene para ofrecer. En fin… vayamos a lo importante: La visita El Palacio Barolo es un edificio de la década del veinte, que fue ideado por Luis Barolo y diseñado por el arquitecto Mario Palanti, ambos inmigrantes italianos. Por alguna razón, Barolo tenía una obsesión con “La Divina Comedia” de Dante y con la idea de traer las cenizas del autor para guardarlas en el edificio, pero a la vez le buscó el lado rentable y decidió utilizarlo para alquilar oficinas. Barolo y Palanti no solo compartían la apreciación por la obra de Dante, sino que también eran masones y el edificio está lleno de símbolos de esta logia. Por ejemplo, en los ascensores de la planta baja se puede ver la escuadra y el compás en la A de ascensor, y una flor de Lis en la punta de la aguja que marca los pisos. En los pisos superiores, se repiten números y formas que representan a la masonería. Fue el edificio más alto de su época, con exactamente 100 metros de altura y cuenta con veintidós pisos, dos pisos en el subsuelo y una cúpula con un faro giratorio. El arquitecto lo dividió en tres partes que representaban “La Divina Comedia”: infierno (sótano y primer piso), purgatorio, y cielo. La visita comenzó mostrándonos la planta baja con sus nueve naves, pisos de mármol con los colores de la bandera italiana y esculturas de dragones en las columnas; luego subimos al cuarto piso, donde el guía nos contó más acerca de la arquitectura y cómo se componía el “Purgatorio” que ocupaba desde el tercer piso hasta el veintidós, donde llegás al cielo y ¡te convertís en ángel! Hacia allí seguimos la visita, subiendo hasta el piso catorce por el ascensor y luego juntando coraje y subiendo por las escaleras hasta el piso veinte, donde se encuentra el mirador. Una particularidad de las escaleras es que son muy pero muy angostas, si bien hay un ascensor que va del piso catorce al veinte, es muy pequeño y solo usado por las oficinas. Desde el piso veinte se tiene una vista 360° de toda la Ciudad de Buenos Aires. La noche estaba linda, aunque algo nublada, y pudimos ver el Congreso (una lástima que la cúpula no estaba iluminada), el Obelisco y también el edificio del Ministerio de Obras Públicas, con la figura de Evita bien visible. Vale aclarar que de noche no pude reconocer mucho más, pero en la entrada te dan un folleto marcando las muchas más cosas que se pueden ver de día: El Parque de la Ciudad, Tribunales, el Edificio Kavannagh y la Casa Rosada, entre otros espacios reconocibles. Una vez que todos sacamos unas cuantas fotos y descansamos, el guía nos separó en dos grupos y subimos dos pisos más al faro. ¡Acá sí que las escaleras eran para deporte aventura! Súper angostas, con techos bajos y paredes que sobresalían y hacían aún más difícil la subida, pero en fin… llegamos al faro. El espacio es todo de vidrio y hay unos almohadones para sentarse mientras el guía cuenta un poco la historia. El faro fue pensado para que su haz de luz llegara hasta Montevideo, y por la potencia original podría haber sucedido, pero el arquitecto no tuvo en cuenta la curvatura de la tierra, por lo que la luz nunca llegó hasta Uruguay. Además, la potencia original de 300.000 bujías tuvo que ser bajada porque la luz confundía a los barcos que llegaban al puerto. El faro quedó fuera de uso hasta que se lo volvió a prender para los festejos del Bicentenario del Primer Gobierno Patrio en 2010. Para finalizar el tour bajamos hasta el séptimo piso, donde Palacio Barolo Tours tiene sus oficinas, y nos mostraron cómo era una oficina típica de los años veinte. Cerramos la visita con una copa de vino y una pareja que bailó tango para el deleite de los turistas alemanes y brasileros que estaban en nuestro grupo. En resumen, porque me emocioné un poco escribiendo y esto se extendió bastante, fue una salida muy interesante, diferente y a través de la cual pudimos conocer una joya de la ciudad que es mucho más interesante que una fachada bonita. Muchas gracias Quiz Viajero y Palacio Barolo Tours por la invitación.   Por Flor, @_flory__     Nota de QV Muchísimas gracias Flor por tu onda, por tu texto, las fotos y por ser la primera persona de la HISTORIA que hace uso de un premio de Quiz Viajero. Ojalá seas la primera de miles y por qué no, cientos de miles. Milllones de gracias a la gente que organiza los tours del Palacio Barolo por ceder entradas al increíble visita. Para saber

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