Belchite: Memoria viva de la Guerra Civil Española

Ves una foto en internet. Restos de una ciudad en ruinas. ¿Dónde es? BELCHITE. ¿Bel qué? BELCHITE. ¿Dónde queda? España. ¿Cerca de algo? Googlemaps. Parece que de Zaragoza. Bueno vamos.

La mayor parte de mis decisiones de lugares por visitar comienzan por una foto. Así fue Hallstatt y muchas otras. Pero Belchite fue mucho más que eso. Una sensación difícil de describir que te invade desde que cruzas una puerta y sabés que nunca vas a ser el mismo.

 

Llegar a Belchite desde Zaragoza son unos 50km, menos de una hora de distancia de la capital de Aragón. Cómo visitar el pueblo viejo de Belchite. La web del municipio de Belchite dice que desde 2013 es sólo con visita guiada. No me gustan las visitas guiadas. Escribo al Municipio para consultarles un poco más, me derivan con la Oficina de Turismo. Me explican que sí o sí es con visita guiada y de una hora de duración. Se pueden comprar online para asegurarse cupo. La web no anda, no funciona ningún medio de pago. Vuelvo a escribir. Me dicen que van a probar. No encuentran cómo solucionarlo. Al borde de ofrecerles hacerles la página con tal que me aseguren entradas. No logro comprarlas. Les explico por mail que voy sólo por un día, sólo para visitar el pueblo viejo, si por favor me pueden asistir. Pero la única forma es por internet o hasta 30 minutos antes de la visita “sin asegurarme que haya cupo”.

 

El camino de Valencia a Zaragoza se resume como una serie de eventos desafortunados. Y los últimos 50kms. Un camino pintoresco pero ANSIEDAD. Llegamos exactos 30 minutos antes de la visita. El gps te guía al pueblo viejo pero la Oficina de Turismo está en el pueblo nuevo. Nos venden las entradas y nos indican cómo llegar (de vuelta) al pueblo viejo.

 

La entrada es un portón. Pero cuando ese portal se abre, es el paso a otra época, es sentirse dentro de una película -varias películas utilizaron Belchite como escenario- La guía que nos espera es histriónica, habla rapidísimo e incluso se hace difícil seguirla entre tanto dato histórico. Éramos 5 personas en total. La visita guiada a la que pensé que quizás no llegábamos, se transformó en un recorrido casi privado, con una guía de lujo -hija de algunos de los pocos sobrevivientes de la batalla-, de más de dos horas. Una clase magistral de la historia de España y de su propia vida.

 

Esta es la primera imagen cuando el portón se abre. Y la fotografía en sí no le hace justicia.

 

Comenzamos a caminar entre los escombros del que, hasta el verano de 1937, fue un pueblo del interior de España como cualquier otro, quizás uno de los más importantes de Aragón en algunas épocas. Pero que la cercanía a Zaragoza lo transformaría en el territorio de una batalla de resistencia de 13 días, intentando impedir que los republicanos tomaran la ciudad capital. Y la Batalla de Zaragoza se transformaría en la Batalla de Belchite. El Ejército Republicano cercó la población, a la que habían llegado varios miles de franquistas, que tomaron el pueblo y sus edificios como un centro de defensa. Tras casi 13 días de batalla, y casi 6000 muertos, llegó el asalto final y en la madrugada del último día intentaron huir los últimos pobladores. De 3000 habitantes, sobrevivieron unos 300. Y de ellos, sólo 80 lograron escapar hasta Zaragoza.

La Batalla de Belchite le impidió al Ejército Republicano tomar Zaragoza. Lo que parecía que era un trámite, se transformó en un escollo de 13 días y miles de pérdidas humanas -y también de fuerza de lucha.

Belchite fue objetivo durante la Guerra Civil por su posición estratégica. La principal vía de la localidad era la calle Mayor, en la que se encontraban edificaciones significativas como el Banco Zaragozano, la capilla de San Antón o el bar Sevilla, antiguo casino en el que tuvo lugar la primera actuación de José Antonio Labordeta. La madre de otro cantautor, Joan Manuel Serrat, también conoció de cerca la calle Mayor, puesto que nació en el Pueblo Viejo de Belchite.1

La Calle Mayor

Con la tregua de 1938 y la Ley de 1939, Franco llegó a Belchite. La declaró “pueblo adoptado” e impidió su reconstrucción. Su idea era que quedase como un “ejemplo” de una época, de la resistencia, y un espacio de memoria.

 

Así fue que los pocos sobrevivientes que habían vuelto al Pueblo de Belchite, se vieron obligados a dejar sus casas para comenzar una vida nueva en el “Pueblo Nuevo” de Belchite.

 

Las Ruinas de Belchite no son sólo ruinas de la Guerra Civil. Son el paso del tiempo en sus estructuras, sus cimientos, el abandono de un pueblo dejado a su suerte, a las condiciones climáticas y también, al vandalismo. Primero con la intención de ser un memorial, pero luego, producto de la desidia de los siguientes gobiernos que lo dejaron en el olvido, a libre merced de vándalos e irrespetuosos, durante unos 60 años.

 

Caminar por sus calles, en compañía de alguien que lo conoce como la palma de su mano, que te puede decir aquí vivía mi madre, aquí mi padre, aquí había tal local o tal otro; y que puede contarte los 13 días con lujo de detalles, es una dicha aparte.

 

La Plaza de Belchite y la Torre del Reloj

 

La Iglesia de San Juan
Iglesia y Convento de San Agustín

Vale muchísimo la pena la visita. No sólo por lo fotogénico del lugar, sino por la posibilidad de sumergirse en una historia tan cercana para muchos pero tan poco tangible.

 

Eso sí, la experiencia sobrecogedora me impidió reconocer a un atrapaturistas. Me terminé sacando una foto con uno disfrazado de militar y me costó un euro. Me estafó en la cara. Y se aprovecha de que uno deja el sitio con la guardia baja. Y bue!

 

Aquí les dejo el link de la Oficina de Turismo (quizás tienen más suerte que yo en la compra de entradas!)

http://belchite.es/oficina-de-turismo-belchite/

 

Nota: Quizás pueda resultarles interesante que fuimos con una bebé de un año. El predio es prácticamente accesible a carritos en forma total, salvo algunos espacios en los que dejé el coche y seguí con mochila, pero sólo porque me resultaba más cómodo.

 

1 Tomado de http://belchite.es/visita-belchite-calle-mayor/

 

2 comentarios

  1. Espectacular Marite!!!! Una joya poco conocida y me parece alucinante que te lo cuente alguien “en primera persona”, así sí vale la pena la visita guiada.
    Punto aparte para las fotos… ?

    PD: me imagino que Larita se portó espectacular, no esperaba menos de ella! ?

    1. Gracias Marian!! La verdad es que sí, vale muchísimo, para entender la historia más allá de lo «pintoresco» o increíble que puede resultar el lugar así conservado, en contra del prejuicio que tengo con las visitas guiadas, creo que siendo guiada se puede comprender mejor todo el contexto.

      Llegamos y la cara de los otros 3 no fue la mejor, como siempre pasa… UN BEBE VIENE UN BEBE!!! pero Larita se los compró a todos y se portó fantástico, y fue felicitada al final 😀

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