Los músicos de Bremen

Cuando era chiquita no me podía dormir sin que mi mamá me leyese un cuento. Más o menos como a todos. Pero el tema es que quería siempre el mismo libro: Cuentos de Hadas de los Hermanos Grimm. Cuando el libro se terminaba, se lo hacía repetir. Hasta el hartazgo -de ella-, y la felicidad, mía. ¿Vendrá de ahí mi amor por Alemania y mi sueño de conocer Bremen?

Los Hermanos Grimm fueron tres, nacidos en cuna burguesa en la ciudad de Hanau, Hesse, Alemania, hacia fines del 1700. Dos de ellos, Jacob y Wilhelm, si bien se hicieron célebres por sus recopilaciones de cuentos para niños, también lo fueron por la investigación lingüística y sus aportes en el estudio de la gramática y la historia de la lengua alemana. Los «Cuentos de la Infancia y del Hogar» –Kinder- und Hausmärchen-, conocidos más tarde como «Cuentos de Hadas de los hermanos Grimm», fueron una recopilación de historias de la tradición oral alemana publicadas en dos volúmenes en 1812 y 1815.

Entre ellos se encuentra «Los músicos de Bremen». Y supongo que de ahí Bremen quedó en algún lado de mi inconsciente, tapado por la adolescencia y la Universidad, hasta la hora de ver incansablemente el mapa de Alemania y redescubrir ese nombre que estaba tan guardado en mi memoria.

Bremen es una ciudad de ensueño. Una aldea del medioevo remasterizada con música por todas partes. Desde la famosa escultura de sus músicos emblemáticos, la plaza del mercado, las callejuelas medievales, la Catedral, la ribera del Weser y un ambiente animado y alegre. Bremen se siente a distención.. con el ánimo despreocupado, casi musicalmente, se mueven los peatones a través del centro histórico y las diferencias entre las construcciones antiguas y modernas parecen convivir en paz.

El máximo símbolo de Bremen, o el que seguramente todos buscamos siguiendo las andanzas de los Hermanos Grimm, se encuentra al costado de la plaza principal -marktplatz- al oeste del Ayuntamiento: la escultura de los animalitos músicos, que fue realizada en el año 1953 -bastante moderna por cierto. Los músicos de Bremen eran cuatro: un burro, un perro, un gato y un gallo, cuyos dueños consideran que por su vejez ya no son útiles más que para consumir comida y deciden sacrificarlos. A todo esto.. hermoso cuento para niños, ¿no? Cada uno de ellos logra huir de sus respectivos dueños y se encuentran casualmente en camino a Bremen, donde sueñan con convertirse en músicos.

La plaza central cuenta con la también famosa Estatua de la Libertad de Roland de Bremen, símbolo desde 1404. En 2004 fue nombrada, junto al Ayuntamiento de Bremen -uno de los mejores ejemplos de arquitectura gótica de Europa-, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La estatua original era de madera, pero en 1366 fue quemada por unos guerreros. De ahí que en 1404 se colocó la actual, que es de piedra. Napoleón se la quiso llevar como trofeo durante la ocupación francesa, sin embargo, los ciudadanos lo convencieron de que tenía poco valor artístico. La leyenda dice que la ciudad permanecerá libre e independiente siempre que la estatua se mantenga en pie. Por esta razón, el ayuntamiento guarda en su sótano una réplica exacta, que podría utilizarse como reemplazo en el caso de que cayera la original.

En la misma plaza, se encuentra también la Catedral, dedicada a San Pedro, que es de credo Evangélico, de estilo gótico primitivo del Siglo XIII, cuenta con cinco órganos. Además, cuenta con un claustro con una escultura dedicada a Santiago Apóstol, porque Bremen se encuentra en el Camino de Santiago de esta zona de Europa.

Caminando desde la marktplatz, llegamos al barrio de Schnoor -en alemán, cordón/cinta, por tratarse de un enjambre de casas como atadas-. Es el barrio más antiguo de la ciudad: antigua sede de marineros y mercantes, hoy es lugar de tiendas y artesanos. La estrechez de las calles que imposibilitaba el tránsito, junto con la antigüedad de las casas, hicieron que esta zona durante el siglo pasado fuese un barrio pobre. Sin embargo, en los años 60s se comenzó a rehabilitar, conscientes del valor histórico, hasta convertirse en lo que es hoy: un lugar imprescindible de visitar.

La Böttcherstraße es una calle que, con tan sólo 100mts. es parte del símbolo de la ciudad. Con sus edificaciones construidas en los años 20s, tiene un peculiar estilo arquitectónico relacionado al expresionismo. La historia de la callejuela, sin embargo, se remonta al medioevo: era la conexión principal entre la plaza del mercado y el río Weser, tradicionalmente habitada por toneleros (Böttcher).

 

Finalmente, la ribera del Weser -Río que baña a la ciudad- es conocida hoy como la milla de oro de la gastronomía, con cervecerías y terrazas que se colman durante los veranos.

 


¿Recomendaciones?

  • Los souvenires son carísimos en Bremen -no encontré mucha explicación a esto.. así que si vas a andar por varias ciudades, no es necesario llevar nada de aquí, no?
  • A menos, claro, que seas un fanático de los Hermanos Grimm y no puedas evitar llevarte un cuento (los hay de todas las formas, todos los idiomas, incluso traducidos al español) o una réplica de la estatua.
  • Comienzo de la primavera >> calor!! Fue el único sitio en el que tuve que comprarme una ropa realmente ligera porque el calor era insoportable en el día, algo no tan habitual en la zona. Pero por suerte en Alemania siempre hay Kaufhof cerca 😉

 

Por @ladipalma

 


PD: Algunas fotitos de mi libro de cuentos original favorito que por supuesto mi madre conserva.

12 comentarios

  1. Lindo relato y recorrido x la ciudad será archivado para cuando la visite.
    Ame la frase «Una aldea del medioevo remasterizada con música por todas partes.»
    Aparte del libro hubo estatuita?

  2. Gracias! Que divino! El año que viene voy a conocer Alemania y creo que voy a tener que agregar esta maravillosa ciudad a mi apretada agenda…….

  3. Me encantó!! Alemania no esta dentro del Top 5 de mis pendientes, pero…ciudades así y con relatos como este hacen que los punteros de la lista se pongan nerviosos.. Genial!

  4. Que placer pasear y recordar a través de tus palabras e imágenes a Bremen!
    Estuve el agosto del 2015, imaginate el mundo de gente que había tomando y comiendo en todos lados. Sólo compré un adorno navideño en el Schnoor y me dolió gastar ese dinero ?
    Amo a ésa ciudad pero convengamos que a nosotras nos gusta toda Alemania ?
    Besos!

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