Categoría: #BloggeroQV

#BloggeroQV

Carta desde Bolonia, como las de antes.

Marzo de 2017 Querido Abe:   ¡Por fin llegamos a Bolonia! El viaje desde Milán duró lo que un suspiro. Te voy a contar cosas que te harán reconsiderar tu cara de sorpresa cuando te dije que veníamos aquí. Ya sé, esta ciudad no es la primera ni la cuarta, ni siquiera quizás la octava de las opciones cuando planeás un viaje a Italia. Todavía recuerdo el “intercambio de opiniones”, pero el instinto y en parte conocer la región de donde es la familia de C, nos convenció de incluirla en el recorrido. ¡No sabés qué placer es no encontrar los ejércitos de turistas detrás del paraguas rojo!!! Este detalle, le suma atractivo y todavía no vimos casi nada. Si bien ya sabíamos que es uno de los cascos medievales mejor conservados de Europa, verlo, es otra cosa. Esos pórticos que cubren casi todas las veredas, me hacen pensar que debería haber traído la capa de terciopelo negro de Mamá, para estar a tono. ¿Te acordás que no había forma de convencerla de que no la use? En fin, ahora es un recuerdo entre muchos otros. Melancolías aparte, te cuento que el hotel que te mostré, el Accademia, cerca de la Universidad, es muy lindo, sencillo, familiar, con un desayuno muy rico, todo “homemade”. El barrio universitario es hermoso; sus edificios, increíbles, pensá que es la Universidad más antigua de Occidente, de alrededor del 1100. Caminar por los pasillos por donde pisó por ej. Dante, es al menos curioso. Estamos a tres cuadras de las famosas torres, Galisenda y Asinelli, también de alrededor del 1100, son mucho más altas de lo que parecen en las fotos y más torcidas, y según nos contaron, se cree que no eran solo torres vigías, sino una competencia de demostración de poder entre las familias ricas de la ciudad, haciendo una más alta que la otra. Había más de cien!! Los varones subieron a Asinelli, pero esos escalones gastados e inestables por el paso de los siglos, no son para mí!! La vista es sencillamente hermosa, por lo que vi en las fotos!! Café y cornetti mediante, fuimos al Palacio del Archiginassio, que es una antigua dependencia de la Universidad, donde está el Teatro Anatómico, donde te podrás imaginar, se llevaban a cabo las clases de medicina, sala dedicada al estudio de anatomía, con su mesa de disección de mármol. Sin palabras. No te puedo contar la felicidad que tenemos con F, de encontrar librerías a cada paso. Placer supremo. Mucho arte, historia y misterio, pero ya es casi la hora de comer, ya pudimos comprobar porque le dicen la “Docta”, culta, fina y académica; también porque le dican la “Rossa”, su color lo dice todo, ya sabes la idea fija que tengo con los colores de las ciudades y ahora, last but not least, vamos a comprobar porque a la “Grassa”, le dicen la “cocina de Italia”. ¿No será mucho? Fuimos por recomendación de la gente del hotel a un lugar a un par de cuadras, L’Osteria dell’Orsa, ahhhh!!! Sencillo, vino de la casa en botellón, económico y una comida sensacional. Nada pretencioso. Y además muy buen ambiente . Fuimos todas las noches. La realidad que todo lo que probamos en distintos lugares fue excepcional, desde el simplísimo “tortellini in brodo” hasta la pasta ripiena con salsa de tartuffo nero, pasando por su archiconocida mortadela, que la comés desde el desayuno. ¡Unos días más y vuelvo rodando! La comida es tan importante que los locales que la venden conviven con los de por ej., Armani, Bulgari o Furla. ¡Los maravillosos Reggiano Parmigiano se destacan más que la mejor cartera! No sabes lo feliz que nos sentimos C y yo de poder compartir un viaje más con los chicos, somos muy afortunados de que quieran seguir viajando con nosotros. Todavía recuerdo la primera vez que fuimos todos a NY, la cara de F mirando no sé si un Van Gogh o un Degas con lágrimas en los ojos. No tiene precio, es uno de los momentos en que te das cuenta de que todo vale la pena.   ¡Ya sé! Como si te estuviera escuchando, la termino con el sentimentalismo. Ok, mejor me despido.   Besos a todos, San     P.D: Gracias por alimentar a Fyodor Nikolayevich.       Por @sanmaski1

Leer más »
#BloggeroQV

Crónicas de Tanzania, segundo día de Safari

Nuestro segundo día de safari comenzó siendo aún de noche. A las 5am sonó el despertador y llamamos por handy para que nos vengan a buscar porque de noche no se puede salir solo de la carpa. Sí, los bichitos están “ahí no más”. No, no hay ninguna reja o cerco que nos separe. Nos vinieron a buscar a la carpa, nos prepararon un café y unas galletitas, y en la oscuridad total se empezaron a ver a lo lejos las lucecitas de la camioneta que nos venía a buscar para llevarnos a nuestra próxima aventura: el viaje en globo. Ansiedad, adrenalina y un poquito de miedo con esto de estar en medio de la savana en plena oscuridad. Cuando llegamos al punto de encuentro, ya estaba saliendo el sol en el horizonte. Algunos trabajaban inflando el globo, nosotros sacábamos fotos y el piloto nos contaba cómo iba a ser el paseo. Aunque el viaje en globo pueda sonar romántico, el despegue y el aterrizaje no lo son. La canasta -que lleva hasta 16 pasajeros más el piloto- está acostada y nos subimos cual astronautas, cuando el globo aún no estaba inflado. Quedamos acostados, panza arriba, en la canasta, a la espera del despegue. Y eso fue fantástico: FLOTAR. De golpe, estás flotando en silencio, sólo se escucha el viento, y los ojos buscan bichitos que se asomen junto con el sol. No es la adrenalina del avión, la fuerza del motor, la presión del despegue… Es hasta natural. El viento, el aire y el calor llevándonos a pasear. No es volar, es FLOTAR. Ver el Serengeti desde arriba, flotando suavemente, descubrir jirafas entre los árboles, cebras, ver a los ñus despertando, las cheetahs -los mismos hermanos del día anterior- comiendo, es una experiencia imperdible. El sol que nos acompañó elevándose mientras nos elevamos. Una hora y media disfrutando la naturaleza desde el aire, pero allí, bajito, ahí no más, casi que sentis que los podes tocar. Y un aterrizaje un poco polémico. La canasta hace una suerte de sapito sobre el suelo y, finalmente, se acuesta, para dejarnos en posición de astronauta otra vez. Una vez en tierra, el piloto nos contó la historia de los vuelos en globo y compartió con nosotros la plegaria de quienes vuelan en globo: The winds have welcomed us with softness the sun has blessed us with its warm hands we have flown so high and so well that nature has joined us in laughter and set us gently back again into the loving arms of Mother Earth Esas seis líneas son la mejor descripción de un vuelo en globo. La experiencia fue magnífica pero el día recién empezaba. En tierra nos esperaban las camionetas para llevarnos a desayunar. En el medio de la savana, una mesa prolijamente preparada y un baño no tanto (eran solo tres lonas en forma de U, “a loo with a view”) esperándonos con café, jugos, tostadas, frutas y medialunas, compartir nuestra experiencia y disfrutar de la mañana. Panza llena, corazón contento y Nathan -nuestro guía- esperándonos para ir a Seronera. Seronera es una zona dentro del Parque Nacional Serengeti y, fundamentalmente, es la “casa” de los leopardos. Y allá fuimos, a buscar a los leopardos porque, al menos, el intento lo íbamos a hacer. Eran casi 2 horas de viaje en camioneta. En el camino vimos hienas (qué feas que son, pobrecitas), pumbas (jabalíes) más leones, más pájaros y casi llegando a la zona de picnic, estaba ella… La mamá leopardo con sus dos cachorritos, cómodamente durmiendo en la copa de un árbol. En la otra “habitación” del árbol, la presa atrapada poco antes que ya había empezado a ser comida y estaba resguardada de otros predadores. Siguiendo el camino nos encontramos con una leona descansando al borde del camino. Nos miramos, literalmente, a los ojos, a menos de 2 metros de distancia. Sí, así de cerca. Sí, así abrí yo también los ojos en ese momento. Llegamos a la zona de pic nic. Un paisaje bastante diferente del de la típica savana. En síntesis, era el fondo de pantalla de Windows: el pasto verde, el cielo celeste, nubes bien blancas, algún arbolito perdido… Almorzamos, fuimos a un baño de verdad y seguimos camino. Volvimos a ver a los leopardos -que como buenos gatos seguían durmiendo en el mismo lugar-. Mientras sacábamos fotos, mamá se despertó y posó majestuosamente para todas las cámaras que la esperaban. De allí, a ver a los hipopótamos en su charquito de agua. El olor a zoológico se siente a un kilómetro… Huelen así, no es mugre del zoológico. Retornando ya al campamento nos encontramos con algunas jirafas que decidieron que teníamos que esperar a que terminaran de comer para poder continuar el viaje. Luego, una manada de elefantes, mamá con sus largos cuernos, los más chiquitos escondiéndose entre las patas de los más grandes. Cuando ya casi dábamos por finalizada una jornada increíble apareció él: el Rey León, Simba, que no es ni más ni menos que león en swahili. El señor de la savana mostrando su imponente melena y sacudiéndose para demostrar la magnificencia de la Naturaleza. Estaba con su novia también, una hermosa leona joven que lo mimoseaba bastante. Breathtaking. Y al final, casi llegando “a casa” apareció una leona descansando y disfrutando del atardecer. Cuando se levantó nos dimos cuenta de que estaba preñadísima, casi a punto de explotar. Seguramente, mientras escribo esto en la gran ciudad, está escondida en algún arbusto, resguardando a sus cachorros de un mes de edad de posibles predadores. Llegamos al campamento, ducha de agua caliente, bondfire, picadita con vino sudafricano, cena riquísima y a dormir, agotados y felices después de otro día de experiencias magníficas e incomparables. Otra jornada inolvidable en los brazos de la Madre Naturaleza. Entre los ruiditos de animales que se escuchan a lo lejos, la oscuridad de la noche, la luz de las estrellas, en la gran savana, otro día termina…   Por @solesantos2

Leer más »
#BloggeroQV

Hijos viajeros

“Tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma” … “Tú eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas son lanzados. Deja que la inclinación, en tu mano de arquero sea para la felicidad”   KHALIL GIBRAN (1883-1931) Poeta   Todos los padres tenemos, quien más o quien menos, los mismos sueños y proyección de futuro con nuestros hijos.  Y en mayor o menor medida, también  los mismos miedos y las mismas culpas. Y todos los que tenemos hijos ya adolescentes, además de acompañarlos en los altibajos emocionales de su “adolecer” y contener ese instinto casi asesino que a veces nos asalta ante algunas contestaciones o caprichos de “ya soy grande”,  con la esperanza de tener nietos alguna vez, nos sentimos inquietos al verlos crecer y madurar en un mundo y época que parece estar llena de violencia y peligro. Pero, así y todo, si está en nuestra naturaleza disfrutar de viajar y nos gusta descubrir y aprender  de otras culturas,  y además somos afortunados de poder hacerlo de vez en cuando, nada nos ilusiona más que darles a ellos también la oportunidad de vivir ellos mismos esa experiencia. Uno quisiera ir siempre con ellos, de la mano, vigilando la alimentación, el sueño, que nos les pase nada malo y acompañarlos para ser nosotros los que les “descubramos” lugares, culturas, costumbres. Y no se nos ocurre que puedan viajar solos, o por lo menos que eso fuera a suceder antes del bendito viaje de egresados a Bariloche. Tampoco importa que ya tengan 16 años, usen celular y les hayamos dado extensión de tarjeta de crédito.   Ellos son y serán nuestros bebés. Es lindo compartir viajes en familia, pero también me doy cuenta de que permitirles viajar solos;  les da herramientas para desenvolverse de otro modo en la vida. El debut  fue un viaje a Puerto Madryn hace 2 años.  Primera vez solo en avión (solo sin mamá, porque iba con sus compañeros y docentes).  Fueron 6 días pendientes del teléfono, de las novedades, rogando fotos que mandaba con cuenta gotas. Logré que a modo de “prueba de vida” me enviara solo registro grafico de una playa, una oveja siendo esquilada, algunos pinguinos y la valija desordenada. Obviamente, ninguna presencia humana en las mismas… Y al cabo, él volvió fascinado con la experiencia.  Fue soltar el cordón umbilical imaginario un poco menos de 2000 km….. y mamá superó la prueba. Pero 18 meses después lo estábamos acompañando a Ezeiza, y esta vez, con una veintena de compañeros, volaba con destino a Inglaterra. Menuda prueba para mamá.  El nene se iba 3 largas semanas.  Cruzaba el océano, el inmenso charco de agua… Allá iba, a perfeccionar el idioma que viene aprendiendo desde el jardín de infantes. Que tramitar el poder que lo autorice, que la documentación para viajar, que charlas con los coordinadores, que como sería la convivencia con la familia que le tocaba en suerte, que si se las arreglaría bien allá, que la alimentación, que se porte bien!! A la despedida antes del embarque se le sumó un rosario de recomendaciones: Que no se aleje del grupo, que tenga cuidado con sus pertenencias, que cualquier cosa llame, que lleve siempre el mapa callejero a mano. Que mire bien al cruzar la calle ¡que los autos van al revés!.  Que trate de llamar o mandar mensajes diariamente y si el mensaje venía con foto, mucho mejor (mamá necesitaba la prueba de que estaba “sano y salvo”). Todas las recomendaciones, las normales, las de siempre, y también agregué las otras, las que necesitaba que supiera que no tenía que dejar de hacer en la oportunidad que se le estaba presentando:  Que abra los ojos, que amplifique sus oídos, que use todos sus sentidos, que no deje de observar. Que guarde en su memoria sonidos, colores, olores, sabores.  Que se impregne de la cultura del lugar a donde va.  Que respete las costumbres. Que averigüe el porque de alguna, que escuche a la gente y la observe en la vida cotidiana. Empaparse de la increíble sensación de ser un viajero descubriendo y aprendiendo cosas. Ellos hicieron base en casas de familia, en un pueblo llamado Folkstone,  punto geográfico cercano al Eurotunel que atraviesa el canal de La Mancha y comunica Inglaterra con Francia.  Y también recorrieron en distintas excursiones,  Londres, Oxford, Brighton, Canterbury. Iban al colegio todos los días y se encontraban en puntos del vecindario para acompañarse unos a otros caminando.  Compartieron con chicos de otras nacionalidades (Rusos, franceses, italianos, polacos, etc.).  Hicieron compras, fueron la supermercado, a los museos, viajaron en bus, en tren. Voy a resumir la experiencia para él en una palabra que me mandaba cada vez que me contaba lo que había hecho y como había estado su dia: Amazing! Para mamá fue una suma de temores  que fueron acrecentados por los hechos de Niza,  justo una semana antes del viaje, (y el volaba por Air France y hacia escala en Paris tanto a la ida como a la vuelta), o después, el caso del loco en el centro comercial de Munich.  Esos temores solo se calmaron cuando la leyenda “landed” figuraba al lado de su número de vuelo, en el cartel de la terminal C de Ezeiza. El volvió mucho más maduro, más independiente.  Y volvió feliz, con todo lo que vio, aprendió y disfrutó en la experiencia. Resultado final: Positivo ciento por ciento. Y a mitad de año, no solo lo tendremos a él viajando nuevamente, esta vez a Washington y a Nueva York, (otros 16 días que espero sean tan “amazing” como sus anteriores experiencias), sino que además, su hermano, se irá a North Caroline para un intercambio, a tener tambien su propia experiencia. A esta altura, ya estoy un poco (muy poquito) más tranquila con la idea que viajen solos, pero también estoy segura de otras varias cosas: Que a pesar de lo temerosa que puedo estar, la experiencia es crecimiento para ellos.

Leer más »
#BloggeroQV

Viaje a Europa (Un regalo recíproco)

Que haya sido mi primer viaje a Europa no fue mi elección. Lo fue de mi hija, por ese entonces de 14 años. Seguro se dieron cuenta que por donde fue la cosa… si, fue su regalo por su cumple de 15. Soy un apasionado por viajar, y desde chica le bajo linea, que viajar y leer son las actividades que más te abren la cabeza. Tenía muy claro cuál iba a ser destino del dinero ahorrado para el festejo de sus quince. Entre viaje o fiesta en mí no había duda alguna, pero, como la madre es diseñadora de alta costura, la elección no estaba tan clara. Mi planteo fue simple y directo. Le propuse que piense a que parte del mundo quería viajar y si lo podía pagar, no había problema. Creo que esa fue la razón para inclinar definitivamente su elección. Liz es muy personal, no suele seguir a la manada y esta no iba a ser la excepción. El viaje por sus 15 no iba a ser a Disney World y menos con esos grupos de quinceañeras. Se tomó un par de días para decidir, y su elección fue simple, Paris y Londres. Mientras comenzaba a planear el viaje (algo que me encanta hacer), ella leía el libro “Bajo la misma estrella” que a iba a terminar siendo su favorito. La escena más importante transcurre en Ámsterdam. Así que le sacamos días a Paris y a Londres y metimos la ciudad de los canales en el medio. Cerrados los aéreos y a punto de cerrar el hospedaje, surge un cambio. Los One Direction (para los que no lo saben, es un grupo de música adolescente) abren su tour mundial en Cardiff, y ¿a que no saben qué? Si, terminamos incluyendo esta ciudad galesa después de Londres.   Comenzamos con Paris, de la mejor forma. Llegar a la media noche al departamento alquilado mediante de Airbnb y desde la puerta de entrada, entre los árboles, ver la parte más alta de la Torre Eiffel iluminada fue simplemente emocionante (no puedo negar que se pianto un lagrimon). Después de subir las finas y empinadas escaleras del edificio, tiramos las valijas y nos fuimos a verla en todo su esplendor. Aprovechamos el tour a la gorra (algo que hicimos en las otras ciudades también). No dejamos nada de lo que se tiene que ver sin visitar. Champs Elysees, Museo del Louvre, Montmartre, El Café des Deux Moulins (de la peli Amelie) donde comimos la exquisita Creme Brulle, el Palacio de Versalles, paseo en barco por el Sena, para ver la ciudad desde otra perspectiva. Caminamos muchísimo. Cuando le tocó el turno a la Torre Eiffel, esta vez para subirla y no solo para admirarla, nos encontramos con mucha cola en los ascensores. Ella me propone que la subamos por la escalera. Había hecho bien los deberes y sabía que se podía y además era más barato!!. Nos divertimos jugando quien llegaba antes. Fue una de las mejores experiencias que tuvimos en el viaje. Seguimos nuestro recorrido y despues de tomar el Thalys, llegamos a Amsterdam. Solo tres dias le pudimos dedicar a esta hermosa ciudad, pero pudimos recorrerla bastante. En el libro preferido de mi hija, la escena mas importante que transcurre en Amstedam, es en un banco de esos que estan al borde de los canales. Obviamente, lo buscamos donde estaba y hacia allá fuimos  a sacar una bateria de fotos de recuerdo. Nuestro próximo paso era Londres. En este caso sacamos la Travelcard por 7 días, que nos permitía utilizar el transporte público en forma ilimitada. Les aseguro que la amortizamos con creces. Cada vez que tomábamos el típico bus londinense, nos subíamos arriba y nos sentábamos adelante para transformarlo en un bus turístico por dos mangos. Nos encantó la Torre de Londres y el Puente de la Torre (mal llamado Puente de Londres). En las caminatas sin rumbo fijo, descubrimos lo bonita que es esta ciudad, aunque a ella no le gusta que en toda la cuadra los frentes sean iguales y pintados del mismo color. Exactamente por eso le encanto Nothing Hills y sus frentes coloridos, que lo hicimos en uno de esos días que dejamos libres para perderse en la ciudad sin rumbo fijo. Fuimos a Abbey Road, que era muy importante para mi… no tanto para ella! También fuimos al tour de Harry Potter en los estudios donde se grabaron las películas, ahí no tuvo problemas en ir! Nos tomamos los espectaculares y puntuales trenes londinenses, rumbo a Gales. Teníamos una cita con los One Direction en el Millenium Stadium. La ciudad estaba repleta de adolescentes y no tanto. ¡Lo que me costó encontrar una habitación de hotel decente y a un precio lógico! Solo puedo decir que me salió más caro la noche del Ibis de Cardiff, que las tres de Ámsterdam! El clima nos volvió locos. Cuando salimos de la estación y con valijas en mano, recorrimos las 8 cuadras hasta el hotel con un sol y calor insoportable, nosotros… con camperas. Al salir del hotel, y mientras recorríamos el centro, se nubla, comienza a llover, baja la temperatura, nosotros… en remera. Volvimos a buscar las camperas y ¿que pasó? Si, si, salió el sol y volvió el calor. Asi que me encontre en medio de gritos adoslecentes, fanatizadas con Harry y compañía. Vivir esto con ella, a miles de kilómetros de casa, fue grandioso (aunque ya lo había hecho en Baires un año antes) y solo mirarla como lo disfrutaba, me hizo olvidar de todos los contratiempos que tuvimos para estar ahí. Solo quedaba la vuelta a Paris, pasando por Londres, con el Eurostar y pasar la última noche en la bella capital francesa. Hay algo importante que no les conté. Dos antes días de partir, la vida nos da un duro golpe. Fallece mi papá, su abuelo. Fue muy difícil lidiar con eso, de hecho se planteó no partir, pero… ¿qué iba a solucionar eso?. Lamentablemente nada, teníamos

Leer más »
#BloggeroQV

Crónicas de Tanzania, Primer día de Safari

Tanzania, para sorpresa de muchos, tiene muchos parecidos con otros lugares que ya conocemos. Ya hemos probado algunas de sus comidas en Brasil, tal vez podamos comparar el color del mar con aquel de Tulum, Stone Town puede recordarnos a Doha… Pero el safari… El safari es una experiencia incomparable. Safari, en swahili, significa viaje. Y no hay palabra más adecuada. No es una excursión, ni un paseo, ni un tour. Es un VIAJE, como el de las drogas alucinógenas, dice la RAE. Un viaje a una dimensión que no conocemos, que no pudimos haber experimentado en otro lugar que no sea África. Nuestra estadía fue de tres días y dos noches. Salimos desde Arusha alrededor de las 7am y llegamos al “airstrip” de Ndutu cerca de las 9am, previa parada en Lake Manyara y de ver el Kilimanjaro y el Ngorongoro Crater desde el avión. Y las comillas no son casuales. Es una “banda limpia”, no es un aeropuerto. Tan sólo un pedazo de tierra sin árboles, con un poco de grava, aunque no está garantizada la ausencia de hienas o de ñus, ya que no hay un cerco, ni reja ni nada que divida la naturaleza del “aeropuerto”. Allí estaba Nathan, nuestro guía durante los tres días, esperándonos con su camioneta impecable (cómo hace para tenerla tan limpia con la tierra que hay?), nuestros mantos masai de un rojo intenso, la heladerita llena de bebidas frescas y unas galletitas caseras para darnos la bienvenida. Nathan nos propuso hacer un breve game drive antes de ir al campamento y allá fuimos, listos para encontrarnos con la naturaleza, con la esperanza de ver algún bicho grande, aunque sea a lo lejos. Se me siguen poniendo los pelos de punta de tan sólo pensar que a los 5’ minutos de dejar el “aeropuerto” nos empezamos a encontrar con unos pajaritos azul brillante (superb sterling) y sólo minutos después… los elefantes. Mamá elefante con toda su familia, incluso un bebé de unos 3 o 4 meses paseando por la savana y el chiquito jugando con las ramitas enroscandolas con su trompa (todavía no interpretó que mamá las come, pero la imita igual). Pocos kilómetros y minutos después nos encontramos con una manada de leones descansando a la pequeña sombra de un pequeño arbusto. Unos 7 u 8 leones durmiendo plácidamente. Detuvimos la camioneta para sacar algunas fotos y una leona se levantó y se dirigió lentamente hacia nuestra camioneta. Parálisis total. Nathan nos indicaba que no nos moviéramos y que no habláramos fuerte. Más parálisis. La leona se acomodó a la sombra de la camioneta (no, no nos quería comer, quería sombra) y se durmió. Después de no respirar durante algunos minutos y varias fotos después, decidimos contiuar el viaje. Se asustó cuando pusimos la camioneta en marcha y se fue en busca de sombra de otra camioneta. Sí, así de cerca se ven estos grandes gatitos. Durante el viaje, nos cruzamos con cientos de cebras y ñus siguiendo el camino del agua y buscando comida para pasar el verano. De allí al campamento, con mi ansiedad por encontrarme con el lugar donde iba a dormir las siguientes dos noches y, fundamental, el baño! Tenía terror de que se pareciera al campamento de la primaria, ese donde pasabas frío y tenías que caminar como 500 metros para llegar al baño que, con suerte, tenía agua, ni que pensar en agua caliente. Nada más alejado a mi recuerdo. Nos alojamos en Olakira, un campamento móvil, que sigue a la migración. En el verano está en el Serengeti South, ya que por allí pasa la migración de ñus y cebras, que van juntitos y mezclados como si fueran todo lo mismo. Si bien las habitaciones son carpas, son enormes! Tienen sommier, un cuarto contiguo con el baño y agua caliente a demanda (les pedís “majimoto” -agua caliente- y te llenan una especie de mini pelopincho que cuelga de la carpa para la ducha caliente). En la carpa hay incluso un escritorio, dos sillones, una mesita… Es una habitación pero con paredes de lona. Super cómoda. No hay calefacción ni refrigeración. La ventilación es natural a través de los mosquiteros y a la noche calientan la cama con bolsas de agua caliente porque, sí, se pone fresco a la noche. Almorzamos en la carpa-comedor, Nathan nos propuso descansar un rato en la carpa-lobby y alrededor de las 3 de la tarde salimos a hacer nuestro segundo game drive del día. Por la tarde, nos encontramos con jirafas comiendo plácidamente en el medio del camino, a las que esperamos que terminaran para poder avanzar, no sin antes sacar mil fotos. Nathan nos contó que había una leona que había tenido cría y nos propuso ir a buscarla. Allá fuimos. Y la encontramos. Ahí estaba junto con su hermana y una presa en un refugio de arbustos, donde los cachorros estaban protegidos. Apenas si se podían ver, tenían 3 o 4 días de vida y aún no habían abierto los ojos. Pero ya se los podía escuchar maullando y llamando a su madre. Dejamos a la reciente madre en paz y seguimos andando. En el camino nos encontramos con dos hermanos cheetah, indecisos entre cazar o dormir. Finalmente, buscaron un matorral donde se enroscaron (como hacen los gatos) y se dispusieron a dormir. Ya estaba cayendo el sol y en el parque no está permitido quedarse luego de las 18.30hs, por lo que Nathan nos sugirió que volviéramos al campamento. Cuando llegamos nos encontramos con un bondfire, un fogón con muchas sillitas alrededor para que todos los huéspedes compartiéramos nuestras experiencias del día, una barra donde preparaban bebidas frías y calientes, con o sin alcohol, y una suerte de parrillita donde preparaban “algo para picar”. No pude evitar experimentar los vinos sudafricanos que, modestia aparte, no le hacen sombra a los nuestros. Al ratito nos llamaron a comer y compartimos la cena y nuestras anécdotas del día con los demás huéspedes y los guías. Finalmente, a

Leer más »
#BloggeroQV

Crónicas de Tanzania, «Karibuni Tanzania»

Karibu! (Bienvenido) Karibu sana! (Muy bienvenidos) Karibuni Tanzania! (Bienvenidos a Tanzania). Mil veces escuché esta frase en 21 días y uno realmente se siente bienvenido. Los tanzanos son super amables y hacen todo lo que tienen a su alcance para hacer de nuestro viaje una experiencia única. Realmente quieren que nos sintamos bienvenidos. Lo que desde 1964 es Tanzania, era antes Tangarica (la parte continental) y Zanzibar (la isla que esté enfrente que, formalmente, se llama Unguja). Para ser sincera, hace mucho que tenía ganas de conocer África. Pero jamás se me hubiera ocurrido empezar por Tanzania. Siempre pensé en empezar por Sudáfrica (Parque Kruger, Ruta Jardín, etc.). Las vueltas de la vida me llevaron a Tanzania y realmente me sorprendió. Pero qué hay en Tanzania? DE TODO!!! Jamás imaginé la diversidad de lugares que hay para visitar, para recorrer, para disfrutar y para maravillarse. Ciudades, playas, safari, montaña, paseos en globo, trekking, buceo, windsurf, kitesurf y mil actividades más nos ofrece este fantástico país. Nuestro itinerario fue mutando un poco sobre la marcha pero les cuento cómo finalmente lo hicimos: Stone Town Kendwa Arusha Serengueti Mafia Fanjove Dar Es Salaam Vamos en este post con info práctica para organizar el viaje para aquellos que lo estén planeando y, en los próximos, con algunas experiencias que me gustaría compartir. Cómo llegar? Buenos Aires – Sao Paulo: Hay varias opciones, más baratas, más caras, eso es fácil de conseguir. Sao Paulo – Johannesburg: Por South African Johannesburg – Dar Es Salaam: Por South African, aunque hay otras opciones Otra opción es ir vía Etiopía, por Ethiopian Airlines. Según me comentaron, Ethiopian está por inaugurar una ruta directa Buenos Aires – Addis Ababa (capital de Etiopía). Dar Es Salaam – al resto del país: Acá hay varias opciones: Hay varias aerolíneas de cabotaje. Como son vuelos cortos, son aviones pequeños (Caravan), ojo los que tienen miedo a volar. Nosotros hicimos todos los vuelos por Coastal, es una empresa grande y tiene varios vuelos a cada destino todos los días. Otras opciones son Fast Jet (aunque me comentaron que no anda muy bien económicamente), Precision Air (hace vuelos más largos con aviones más grandes), Auric Air, Zan Air, Air Excel. Seguro que me olvido de alguna pero, como verán, opciones hay y muchas. Detalle importante: casi todas tienen una limitación de equipaje de 15 kilos por personas. Para llegar a Zanzibar con menos presupuesto la otra opción es ir en Ferry. La contra es que desde el aeropuerto de Dar Es Salaam hay que llegar hasta el puerto (un viaje que toma unas dos horas en hora pico porque el tránsito es un caos) y desde allí el ferry que nos deja en pleno Stone Town. Desde Dar Es Salaam y hacia el interior del país también se puede viajar en micro o colectivo. El micro es el servicio para turistas peeeero ir a cualquier destino lleva bastante tiempo porque el tránsito en las ciudades es caótico y en el interior las rutas no están en buen estado. Por ejemplo, desde el Kilimanjaro hasta el Serengueti son unos 500 km pero toma unas 12 horas en llegar. Para las distancias más cortas la otra opción es el dala dala, el “bondi” que usan los locales, bastante parecido a los colectivos de La Habana, sin puertas, ni ventanas, aunque super económico. Dónde alojarse? Hay miles de opciones de alojamiento. Muchas más de las que nos imaginamos. Hay hostels, resorts 5 estrellas, alojamiento tipo posada brasileña, campamentos, hay, literalmente, de todo. En temporada baja no es necesario hacer reservas ya que hay lugar en todos lados y se puede negociar el precio en el momento. En mi opinión, el alojamiento es caro en relación precio producto. Una posada linda, sobre la playa, con restaurant pero sin pileta, ni televisión, ni all inclusive, o sea, bastante básica, ronda los U$S 140 por noche para dos personas. Me resulta caro en comparación con los precios del Caribe. Un 5 estrellas -que también hay- ronda los U$S 500 por noche. Qué comer? Qué tomar? Cuánto cuesta? Como Tanzania tiene mucha influencia árabe usan muuuchas especias. “No pili pili” (sin picante), frase de cabecera para los que no estamos acostumbrados al chili mexicano. Más allá de eso, mucho arroz, pollo, pescados y mariscos, papa. Hay carne aunque no es muy buena. Pizza, pastas. Comer no es una complicación. Las bebidas: te dan agua mineral en todos lados. Luego, las gaseosas de siempre y muuuchas cervezas locales. Jugos de fruta (riquísimos), jugo de caña (saudades de Rio), algún que otro trago con frutas y vinos sudafricanos. En general, los precios de las comidas y bebidas no son caros. Una buena comida se hace con U$S 10 por persona, una gaseosa ronda los U$S 1,50 y una cerveza U$S 3. Incluso en lugares aislados donde te podrían matar con los precios, este es el promedio. Por supuesto, hay lugares más baratos y más caros. Qué hacer? Bueno, esta lista sería literalmente interminable. Vamos con los básicos en cada destino: Stone Town: recorrer la ciudad caminando, visitar Prison Island, visitar el fuerte, el mercado, House of Wonders, la feria de comidas. Kendwa: playa, playa y más playa, disfrutar el atardecer desde un dhow (barquito de madera a vela), hacer snorkel, buceo, visitar otras playas de la isla Arusha: base para ir hacia el Serengueti, a Moshi, a escalar el Kilimjaro Serengueti: SAFARI (el must del viaje), vuelos en globo Mafia: buceo y snorkel con tiburón ballena!!! Fanjove: relajar en la playa Dar Es Salaam: visitar la ciudad, bastante vida nocturna Hace mucho calor? Te mata el sol? No, no es para tanto. Hace calor, sí, estamos a pocos grados del Ecuador, pero es soportable. A la mañana suele estar nublado, aunque a media mañana sale el sol y no nos deja hasta que cae. El sol tampoco es tan tremendo, se puede estar al sol sin derretirse. La noche es cálida, a veces ventosa por la cercanía al mar, por lo

Leer más »
#BloggeroQV

Nos sobran motivos para amar a Roma

“¡Oh Roma! ¡Mi país! ¡Ciudad del alma!” (Lord Byron, 1788-1824)   Por allá por el 2012, recibí este artículo en mi correo electrónico: http://www.lanacion.com.ar/1478096-veinte-motivos-para-amar- En el mismo, la gente del diario La Nación sugería 20 motivos para amar a Roma. Y con mi amiga Piluchita (aka @Pili0909) rápidamente concluimos que la intención era buena pero que se habían quedado cortos. Bien intencionada Ginevra Visconti, la autora. Pero se quedó re-corta. Que digo corta, cortísima. Si en el 2012 pensé eso, imagínense ahora, con dos viajes más en mi mochila a la Ciudad Eterna. ¿20 motivos? TODOS los motivos. Nos sobran motivos, como dijo Sabina. Así que aquí reformulo una viejísima entrada de mi blog There and Back Again, para ir agregar más motivos para amar a Roma. Como buena #Romaholic – no que #Florencia no me guste … 😛 Dejo los 20 que sugiere el artículo. Y empiezo a sumar con el motivo de mi amiga Pili (#21), y lo dejo abierto para que el que quiera, agregue y agregue. Y si bien el uso de números romanos en la enumeración de Ginevra era apropiado, como yo creo que nuestra lista será ENORME, me paso a los otros, que no me acuerdo cómo se llaman.   Nos sobran motivos para amar a Roma: 1-20. Los de Ginevra Visconti, que no están nada mal! El heladito gusto baccio, saboreado al lado de la Fontana di Trevi. La tierrita histórica-contemporánea que se pega a tus pies en el Foro. Los increíbles puestos de frutas y verduras. La foto del muchacho sentado en la Fontana di Trevi (cualquiera de ellos – yo encontré al mío). Los colores de los laureles en flor en la ruta desde el aeropuerto al centro de la ciudad. El Cristo Redentor de Michelangelo en Santa María sopra Minerva, con ese taparrabos dorado. Los diminutos ascensores en los que luchás para acomodar valija, bolso de mano, y el propio cuerpo. La belleza … de los carabinieri. La novia de turno y su séquito, siempre presentes. Esos árboles cuyo nombre aparentemente no sabré jamás. La omnipresencia de Bernini y sus obras maravillosas. Las capillitas ubicadas cerca de San Juan de Letrán (Capella dei Sante Vergini e Capella dei Santi Martiri) El Trastevere. Todo. Enterito. Especialmente al caer la noche. La Via Bonghi. Ese bloque de piedra con forma de pie gigante que encontré por ahí Los mini-colectivos que circulan en la Villa Borghese El señor de los pantalones amarillos rabiosos – ese, que siempre aparece. Las inscripciones perdidas por ahí, en las piedras del Coliseo. Las terrazas floridas. La pizza de Pizza en Trevi. Los carteles publicitarios con sus correspondientes bicicletas. El conmovedor arte de las Galerías Borghese. El sabor refrescante de la Birra Peroni. Las iglesias – seas o no religios@. El atardecer en el Quirinale. Ese cartel sobre Romulo y un jardín, perdido en el Trastevere. Las Vespas. El rinconcito en el que se ubica el restaurante Arcano, per mangiare e sognare. La Scala dell’ Arce Capitolina. Esas imágenes religiosas que aparecen en las esquinas. Las marcas de los dedos de Plutón en el cuerpo de Proserpina. El bullicio de la Piazza della Rotonda a la noche. La diversión garantizada en la Villa Borghese: patines, bicicletas, triciclos … El azul del cielo y los rayos de luz que se filtran a través del óculo del Panteón. Las trattorias y sus coloridos manteles de papel. El griterío de los romanos, tan griterío de los argentinos. La Termini, que es horrible, pero es la Termini. Los sabrosísimos y TAN escasos ravioli de L’Antica Birreria Peroni, en la Via Marcello. El señor que castañas tostadas en la piazza de la Fontana di Trevi. Y la dejo ahí porque me faltan varias visitas para seguir buscando mis propios motivos. #quantoseibellaroma   Por @AllySotton

Leer más »
#BloggeroQV

La Lobería

Estamos en pleno verano y a cada pregunta, encuesta o debate de @quiz_viajero sobre playas, mi respuesta es LA LOBERÍA, mi playa preferida. De un tiempo a esta parte si tengo que elegir una playa donde ir, elijo ir a La Lobería. Tiene todas las de perder,  pero tiene algo que te enamora.   ¿Porqué la elijo? La respuesta más obvia es por que queda cerca de mi casa. Soy de Viedma y esta playa queda a 60km. ¿Viajas 60km para pasar un día de playa? SI ! En LA LOBE (asi  le decimos) el clima es siempre bueno; no tiene mucha explicación, pero si en Viedma hay viento, en La Lobe no. Si esta medio fresco, en La Lobe no. Si hace mucho calor, en La Lobe no. Decidis ir a La Lobe y tenés que viajar 60km, a mitad de camino te quedás sin señal (si, no hay señal de celular). Llegas, estacionás el auto al sol (si no tenés la suerte de encontrar estacionamiento pago con mediasombra). Agarrás del baúl sillas, bolsos, equipo de mate, tejo, paletas, etc. caminás unos metros y te encontrás con una escalera empinadísima; bajar no es el problema mayor, sino SUBIRLAS! 0.o (Hay carrito también pero hay que pagar, obvio).   Caminas unos metros por playa de piedritas, pequeñitas, que se te clavan en la planta de los pies. Si la marea está alta te encontras cara a cara con un mar claro y seguramente con olas. Te sacas las ojotas para aprovechar el mar, y rengueas (por las piedritas) hasta que flotas en el agua. Tenés que aprovechar, porque cuando el mar baja, aparecen las piedras con sus mejillones clavados, o su “arcilla” resbalosa que te hace caminar como pisando huevos. También aparecen los piletones naturales, en los que te tenes que meter con cuidado, porque tienen grandes piedras adentro. Por si esto fuera poco, la zona “apta para bañarse” que tienen guardavidas es muy chica, por lo que si tenes niños es conveniente ubicarse dentro de esa zona.   Quieren otra pálida? Esta dentro de la reserva protegida de loros, asi que esta lleno de los lindos loritos que no paran de “hablar”, jaja. Hasta que te acostumbrás, te parecen insoportables. Lo lindo de La Lobe es la rareza de ver lobos marinos pasear por el mar (no falta el que sale a la playa a “saludar” a la gente), que por más que hace años que vas, siempre esta la expectativas de verlos. Por otro lado, al estar rodeada de acantilados, es poco frecuente el viento fuerte, como si lo es en playas cercanas como en el Balneario El Cóndor. Esto hace que las tardes se alarguen y sea muy frecuente, si la temperatura acompaña, ver caer el sol sobre el mar e irse cuando el día se esta yendo. Juntas todos los bartulos de la arena, encarás con todas las fuerzas la escalera, llegas a la cima, tomas agua y emprendes la vuelta a casa.   En definitiva, teniendo todas las desventajas que tiene, la elijo siempre. Más info? La Lobería queda a 60km de Viedma. Llegas por ruta asfaltada. Pertenece al Camino de la Costa, que va desde Viedma hasta San Antonio Este, bordeando toda la costa de Rio Negro. De La Lobería hasta SAE es camino de tierra. A pocos kms esta la reserva natural Punta Bermeja, donde se pueden ver los lobos marinos desde miradores ubicados arriba de los acantilados.   Por @jmariana7

Leer más »
#BloggeroQV

Un viaje a la tierra de las descuartizadoras

  De boca en boca nos llegó finalmente la información. A las siete de la mañana en el mercado principal de la ciudad. Más precisamente en el puente. Un hombre nos iba a buscar. Nos bajamos de la guagua poco antes de la hora pautada. Tenía la panza revuelta por el olor a pescado frito del desayuno que se tomaba en la abarrotada parte central del mercado. Desconfiando de la citación, que parecía sacada de una película de narcos, pensé en las ventajas del no encuentro: iba a recorrer el mercado en su hora pico y hacer la experiencia del manjar marino. Alguna aventura había que improvisar. Pero, contra todo pronóstico, el hombre llegó. Mínimo, justo, nos hizo una seña que entendimos y obedecimos. Bajamos por el puente y un grito corpulento y agudo nos sacudió de la hipnosis con la que seguíamos a nuestro líder. Era nuestro contacto: la palenquera que, presumida, nos presentaba a Carlos. A las siete y cuarto ya hacían cerca de treinta grados. El camino se volvía cada vez más salvaje y la bachata se ponía profunda a medida que nos adentrábamos en las calles de tierra del paisaje bananero. Los pasajeros, comerciantes de precisión genética en el movimiento, subían a la guagua cuyo pedal de freno no fue ejecutado a tope sino solo hasta que llegamos a su destino final: San Basilio del Palenque. Ya en el bus se notaba que hablaban distinto, no era castellano pero tampoco podía identificar de qué lengua se trataba. En un inútil intento por descifrar la etimología de las palabras, me dormí con el romance bachatero de fondo que era canción de cuna para mí a esa hora de la mañana. Cuando desperté, estaba en Ghana. El dialecto, comprendí, era el tránsito a este mundo. No sé si era el sol o alguien había cambiado las formas y la paleta del paisaje. Estaba claro que ya no estaba en Colombia: casas saturadas de colores, con guardas de rayas o flores que parecían pinturas rupestres en contraste con el fondo, techos de chapa combinados con paja, calles de polvo en nubes surcadas por la guagua y el trote de los chiquitos que competían con la velocidad del vehículo. La tenían clara: llegaban las golosinas… y los turistas. Mi chico armó rápidamente un picadito con los niños en la plaza, pero uno de ellos se cruzó y me invitó con la mirada. Yo lo seguí: la obediencia era la consigna del día. Frente a la plaza, las encontré. No sé de qué habrían estado hablando, pero seguramente era algo divertido. Su risa era musical y componía una perfecta imagen con sus dientes blancos. Estaban asomadas a una ventana de madera que parecía el marco verde de un cuadro africano. Tal vez buscaban la brisa que, aseguro, nunca llegó al menos ese día. Sonaban Aventura y algunos tambores que se mezclaban con las motitos que iban y venían y con los gritos de los chicos que peloteaban enfrente. Aunque saludé con cierta timidez irreconocible en mí, ellas me recibieron con alegría. En ese lugar es imposible otro estado de ánimo, intuí. Ahí no llegan los turistas, me dijo la más atrevida de las tres, me preguntó a qué habíamos ido. Sabía que yo no estaba sola. Le conté que traía un documental que un colega había filmado hacía unos años en el pueblo. Le dije su nombre y un resumen de la película. Ella recordaba todo muy bien, asentía con la cabeza y completaba mis frases adivinando la próxima palabra. Digo que ella realmente se acordaba de todo, con detalle, pero sobre todo de él, mi colega: el director. Estaba claro que buscaba complicidad femenina en mí que –por supuesto– encontró en menos de 3 segundos. Las otras dijeron algo indescifrable en el dialecto palenquero y, aunque no supe exactamente de qué se trataba, no me quedé afuera. Ya éramos amigas: entonces solo nos separaba una ventana. Entonces. Me acerqué y les pregunté qué estaban haciendo mientras exploraba visualmente y sin querer el escenario, porque yo no buscaba lo que encontré. La imagen llegó antes que la palabra: un tablón sólido contra la pared de la ventana, un mantel de hule pegajoso y agrietado, una masa amorfa de carne oscura. Sangre, mucha sangre, moscas y un caparazón prehistórico. No pude sostener la mirada y en un acto reflejo me volví sobre mis pasos. Se dieron cuenta de mi reacción e intentaron justificar la carnicería mientras yo me esforzaba por disimular mi espanto. Lo que era natural para ellas no dejaba de ser un horror para mí. Me quedé afuera –ahora sí– y me acordé de OUT, una novela japonesa, en la que dos mujeres se dedicaban a desaparecer cuerpos entregados por la mafia del juego. La descuartización es cosa de chicas. Es un trabajo que, más que fuerza, requiere inteligencia y concentración, trabajo fino, de costurera de vestidos y botones bien forrados, que entiende de cortes y articulaciones. Sí, cosa de chicas, que escuchan bachatas de amor mientras esperan a turistas para seducir con sonrisa mágica y cuchillo en mano. No sé si fue para medirme o para provocarme a causa de mi reacción poco educada, pero una de ellas –la más joven– le hablaba a mi chico, que había vuelto a buscarme y al que yo no había registrado a mi lado, y le decía si no quería un hijo mulatito. Como Lenny Kravitz. Atrevida, zorra. Él reía. Yo tenía un cuchillo en los ojos y otro muy pero muy cerca. Las tres se fueron para adentro. Mi novio, envalentonado por el piropo y sabiendo que no le saldría gratis la risita de consentimiento, con astucia anuló la posibilidad de tematizar lo que acababa de suceder y cruzó por la tangente. Sabiendo de mi debilidad por las iglesias y los cementerios, me dijo que, aun siendo viernes, la iglesia estaba abierta especialmente para nosotros, que habían pasado meses que no se escuchaba castellano ahí y que el cura estaba

Leer más »
#BloggeroQV

Viajar es hermoso. Viajar con una amiga, mucho más

Pocas experiencias más lindas que viajar con una amiga. A mediados del 2016, mi amiga Celeste y yo decidimos planear nuestro EuroTrip juntas. El 19 de mayo el viaje comenzó con la compra de los boletos, yo tomo eso como el punto de partida. 7 de diciembre estábamos volando, ya que el blog es para los viajeros, debo recomendar la aerolínea Turkish Airlines que ha sido la mejor experiencia que tuve en el aire, luego de conocer varias líneas aéreas. Tuvimos servicio de hotel gratuito en Estambul, por la noche de escala que teníamos antes de llegar a Madrid que era nuestro destino final . Destino 1: Madrid Allí visitamos el Parque del Retiro, que a pesar de estar próximos al invierno, lo disfrutamos con poco abrigo y un solazo hermoso. Visitas obligadas, la Gran Via, la Plaza Mayor abarrotadas de gente haciendo sus compras para navidad ( si, con mucha antelación y exaltación ) . Decoraciones festivas  soñadas  , todos los edificios y calles iluminadas con colores y risas de chicos felices por ver a papá Noel en cada esquina . El Royal Palace también es digno de visitar, y sus parques . El clima madrileño es ideal para visitar plazas y caminar todo el día . Yo ya conocía Madrid, pero Celes no, y la verdad es que amé poder recorrerla otra vez. El barrio de Lavapies es hermoso, con miles de bares llenos todas las noches, y unas callecitas muy pintorescas .  Nos alojamos todo el viaje con la aplicación de Airbnb, La primer estadia fue en casa de un local, Bernardo. Una noche nos invitó a cenar con su amigo Camilo, y salimos los 4 a un club muy copado, «Café Berlin». Música electrónica y buenos tragos. Nos cansamos de caminar la Ciudad y esquivar gente, Madrid se pone muy loca en Navidad, pero mola mucho.   Destino 2: Berlín Seguimos viaje con un Vuelo que nos llevó directo a la capital Alemana . Destino q me había Quedado pendiente de viajes anteriores al viejo continente. Frío, mucho frío cuando llegamos, pero el entusiasmo nos abrigaba . Día 1, desayuno en la TV tower de Aletzander Platz, más que recomendable. Hicimos la reserva con 4 meses de antelación, pero vale la pena . Ofrece una vista 360 de la ciudad, a 200 metros de altura, hermoso! Puerta de Brandeburgo, memorial de los judios caídos en la Guerra , el muro, Check Point Charlie, los puntos obligados. Lo que más disfrutamos de berlin , además de los bares con sus increíbles cervezas, fueron las ferias navideñas. Una en cada plaza, ofreciendo comidas típicas y calentitas. INCREÍBLE! La verdad es que se recomienda visitarla en verano, por la temperatura, pero en navidad todo se pone muy bonito.  La gente que te cruzas allí, es muy particular, extravagante, una mezcla étnica espectacular, blancos con negros, judios con musulmanes, orientales con occidentales, me encanta ! Todo es normal, cada uno hace lo que quiere y está todo okey. Lo más escalofriante sin dudas fue la visita al campo de concentración Sachsenhausen, el más próximo a la capital.  teníamos que ir, aunque realmente no sabíamos los escalofríos que íbamos a sentir, sumado a las temperaturas bajo cero, en un momento desistimos y acortamos el camino. No nos arrepentimos para nada, después de eso sentís que muchos de tus problemas son una pavada . Ni saqué fotos de lo congeladas que tenía las manos jaja.   Destino 3: la bella Praga Salimos en tren desde Berlin, 4 horas de viaje y ahí estábamos, la Ciudad que nos enamoró y tantas risas nos regaló. Supongo que fue porque no sabíamos muy bien con que nos íbamos a encontrar, y es tremenda! La plaza de la ciudad antigua, con el reloj astronómico, iglesias y el ayuntamiento. Repleta de gente comiendo en los puestos navideños, jamón checo, salchichas y vino caliente era de lo más visto . Visitamos también su majestuoso castillo, el puente de Carlos, degustamos vinos y quesos en un pequeño bar atendido por su dueño SÚPER amable. Se los recomiendo, se llama VINOGRAF. También tomamos mucha cerveza en Praga, que además de ser increíblemente barata, es buenísima ( 1€ la pinta en un bar ). Nos pudimos dar muchos gustos por ser todo muy accesible económicamente , hay muchas discos con buena música para los q le gusta la fiesta como a nosotras ! Praga nos flechó por todos lados.   Destino 4: La gran Budapest También en tren, esta vez 6 horas de viaje, un paisaje tapado de nieve, tomando chocolate caliente en el bar y comiendo crepes, nada más que decir, soñado. Llegamos a Hungría donde nos encontrábamos con Lucas, un tucumano que conocimos en el vuelo de ida a Madrid y se sumó a nosotras.  Pasamos 4 noches muy divertidas en un hermoso Depto en el centro de la Ciudad . Buda nos ofreció una fachada diferente a lo que venimos viendo, un ambiente más bohemio y «desprolijo», pero encantador. El puente de las cadenas, el Parlamento, los mercados de Navidad y muy buenos bares con gente y música copada. Recomendamos Szimpla Kert, donde la hemos pasado de diez. Pasamos Noche Buena ahí, la verdad es que no pasó nada en cuanto a festejos . Le pusimos onda pero la tradición es más tranquila y familiar jaja . La remontamos al otro día , yendo a los famosos baños  termales Szechenyi , que para nuestra sorpresa estaba lleno de gente ! Si o si hay que ir, es una experiencia única. Piletas al aire libre, con agua a 30 grados . Cuando venis de caminar horas a sensaciones térmicas bajo cero, el placer de meterse ahí, es incomparable . Recomendación! Llevar ojotas y toalla, pisar el suelo congelado cuando salís de la pileta no es lo más divertido del mundo jajs . La húngara es una cultura muy desconocida para nosotros, y es hermosa . Hay que comer Goulash que la rompe! ( un guiso con verduras y

Leer más »
#BloggeroQV

Sobre héroes y tumbas: Buenos Aires misteriosa

Por el título del post bien podría ser que se tratara del libro de Ernesto Sábato, pero no, el post trata sobre esos misterios que esconde el Cementerio de la Recoleta, que bien cuenta Diego Zigiotto en su libro «Las mil y una curiosidades del Cementerio de la Recoleta» o en su tour por el cementerio y aquí me voy a detener un poco para ordenar la historia. Cuenta la leyenda que Diego Zigiotto regaló a QuizViajero un tour para 2 personas para el Buenos Aires Misteriosa 3 para sortearlo desde su cuenta… y pueden creer que me lo gane yo? bueno, si me lo gane yo y aquí estoy yo, escribiéndolo para contarles que es lo que vi, en ese Buenos Aires Misteriosa III (Crímenes y leyendas urbanas dentro del Cementerio). Debo confesar que nunca había ido al Cementerio de la Recoleta ni siquiera en el plan de salida fotográfica por lo que me intrigaba mucho el tema, ya que había visto muchas fotos y muy buenas, pero no sabía que escondían esas esculturas, ni esas tumbas… Por lo que le dije a mi mamá que le encanta Buenos Aires, que le gustan estas historias misteriosas y me debía una salida solas por la gran ciudad… No voy a narrar todo el tour, obviamente contaré a mi modo, las más emblemáticas historias que me impactaron  durante las 2 hs y algo que duró el tour, y así dejar que Alejandra Parets en la visita guiada los intrigue con todo el recorrido. Iré contando como viene a mi mente los recuerdos, por ejemplo veo esta foto y el otro día en twitter habían confundo esta historia con la de Rufina de Cambaceres, entonces aprovecho este post también para contarles ambas historias… Liliana Crociati La foto es la de la bóveda de Liliana Crociati de Szaszak, era hija de un peluquero italiano, Liliana murió en 1970 (había nacido en 1944) durante su luna de miel, estaban con su esposo Juan Szaszak en Austria, y murió asfixiada, cuando un alud alcanzo la habitación donde estaban alojados, Juan su marido se salvó. Por esas cosas misteriosas su perro Sabú murió ese mismo día en Buenos Aires. Dicen que su marido se caso al año siguiente con una mujer muy parecida a Liliana, sus padres no lo perdonaron… murieron unos años después y están enterrados en ese lugar. La estatua luce el vestido de novia que tenia, la alianza y su perro Sabú, ella tenía ojos celeste, y en la bóveda hay cuadros pintados por sus amigos de Bellas Artes.   Felicitas Guerrero La otra historia que me atrapó es la de Felicitas Guerrero, era considerada en la época como la mujer más bella de la República Argentina, esta joven de 18 años fue «casada» con un hombre de 50 años llamado Martín de Alzaga, si bien había rogado a su padre que no la obligara, el se negó ya que Alzaga era un «buen partido»,  con Martin, tendría 2 hijos, uno murió al nacer y el otro a los 3 años por fiebre amarilla. Con 24 años queda viuda y sin hijos, y con una fortuna inmensa, siendo bonita y con dinero no le faltaron quienes les «arrastraran el ala», en esa época el luto se llevaba riguroso por 2 años, ella desafió esa imposición. Uno de los que le rondaba era Enrique Ocampo (tío abuelo de Victoria Ocampo, bueno en ese momento no… después claro está), que estaba perdidamente enamorado de ella desde antes de que se casara con Alzaga, por lo que al enviudar volvió al ataque con sus flirteos. En una salida con amigos, la sorprende una lluvia torrencial y todos se pierden, su carreta se atora y aparece un jinete que le dice algo y extiende su capa entre su caballo y el carruaje para que cruce, ese hombre se llamaba Samuel Sanz Valiente, toda esta galantería hizo que Felicita se enamore de Samuel. Enrique Ocampo empieza a acosarla, con más vehemencia. Poco tiempo después en una reunión anunciaría su compromiso con Sáenz Valiente, en esa reunión estaba Enrique Ocampo y en un momento se quedaron a solas, donde él le preguntó si realmente se casaría con Sáenz Valiente, luego saca un arma, Felicitas intenta huir y le dispara por la espalda, el se suicida en ese momento. En la reja de la bóveda siempre se ve uno o varios pañuelitos blancos. Cada aniversario dejan pañuelitos como ofrenda, si aparece mojados, dicen con lagrimas de Felicitas, los deseos son cumplidos.   Luz María Velloso Otra historia que me llamó la atención es la de Luz María Velloso. Ella era hija de un dramaturgo muy respetado y conocido, tenía 14 o 15 años cuando falleció. Lo misterioso de esta historia, es que pasado un tiempo ya de su muerte, un muchacho que pasaba cerca del cementerio vio que una mujer joven lloraba desconsoladamente, el se acercó y le dio un pañuelo, pasaron un rato juntos y él le dio su saco, se hizo tarde y ella se volvió repentinamente y se fue. El la siguió y vio que entró al cementerio, por lo que desesperadamente golpeaba el portón hasta que el cuidador se acercó y le decía que no había entrado nadie, que el tenia la puerta cerrada y que imposible que alguien entrara. Tanto insistió tanto insistió que el cuidador le dijo que pasara y juntos recorrieron y no vieron a nadie. En un momento se para y ve que en la primera bóveda con el nombre que ella le había dado a él, estaba su saco doblado y cuando ve la escultura se da cuenta que es la chica con la que había estado y había besado. Su rostro, sus manos y pies fueron tomados de fotos de la época cuando hicieron la escultura. Es conocida como la dama de blanco.   Y para terminar la historia de Rufina Cambaceres Rufina era hija de un escritor y de una bataclana italiana, cuando el padre de Rufina muere, a la madre mucha estima no le tienen por su pasado, pero a Rufina si por ser una Cambaceres. Cuando Rufina se estaba preparando

Leer más »
#BloggeroQV

ROMAHOLIC

Me gustaría compartir lo que me produce Roma. Mi favorita entre todas, con su ruido, desorden, caos, belleza, cultura, historia, estilo. Me encanta su color, todas las ciudades tienen un color, el de Roma es cálido, contenedor.   Escribir, que buen desafío. Me intimida, pero puedo hacer de cuenta que le estoy relatando peripecias de algún viaje a un amigo. Me gustaría compartir lo que me produce Roma. Mi favorita entre todas, con su ruido, desorden, caos, belleza, cultura, historia, estilo. Me encanta su color, todas las ciudades tienen un color, el de Roma es cálido, contenedor. Caminar y perderme en sus calles, descubrir esa Iglesia que no figura en las guías. Ir al Pantheon a las 8 de la mañana, cuando no hay turistas y admirarlo un rato largo. Y esperar justo la hora del mediodía para ver caer de forma perpendicular la luz del sol o la lluvia a través de su óculo. Animarme a tomar un ristretto sin azúcar en la  Tazza d’Oro. Valentía en su máxima expresión! Enojarme de vez en cuando, como cuando me dieron algún euro falso y desenojarme cuando por fin llegan los Fettuccine a la Carbonara o los Gnocchi Cacio e Pepe en l’Antica Birreria Peroni, con la suculenta jarra de su propia cerveza. O cuando por consejo de un taxista descubro una heladería chiquita por el Vaticano, que es, según él, «la mejor de todas» Paseo por el Ghetto, antiguo barrio judío, y cruzando el Tíber llego al Trastevere , haciendo denodados esfuerzos para no caer en algunas de las trampas para turistas, donde comer genial se transforma en un desafío interesante. Caminar, caminar, caminar, de eso se trata Roma, paso por el Circo Massimo, me encuentro con los Foros y de golpe, el Coliseo. Nada demasiado original,  pero si de emociones se trata, a mí me emociona. Creo que la sobredosis de arte que te ofrece la ciudad es hasta peligrosa! Sin ser Florencia, es muy fácil contagiarse del Síndrome de Stendhal!! Si, esa sensación de falta de aire. mareo, lagrimas a punto de caer, exageración? no lo creo.  Roma  carga con todo el peso de ser  junto con Grecia, la cuna de la cultura de occidente sobre sus espaldas. Ciertamente abrumador. Pero me olvido de la historia cuando llego a la Via Dei Condotti y me maravillo con las cosas que los comunes mortales no podemos comprar. Ahí me pregunto, como hacen los diseñadores italianos para hacer todo lindo?? Trato de no llorar demasiado y es justo el momento donde todo el mundo hace un alto y se sienta en las escalinatas de la Piazza di Spagna a ver pasar la vida, y yo hago lo mismo. Con  o sin azaleas. Entonces, emprendo el camino de regreso, sin olvidarme de pasar por la Fontana di Trevi para tirar una moneda de espaldas a la fuente con el único objetivo de volver.       Por @sanmaski1  

Leer más »
#BloggeroQV

10 TIPS para el viaje a Río De Janeiro

Río de Janeiro no es solo  sol y playa, aun que es la mejor parte. Muchos de mis conocidos me preguntaron sobre mi viaje a Rio, que vi que me gusto que recomiendo. Acá detallo todo lo que se sobre a Rio: En cuanto el alojamiento, mi consejo es quedarse en la playa de Copacabana o Ipanema, y que el hotel no tiene que estar mas lejos que 4 cuadras de la playa, sino ya ahí va a ser favela. Otros barrios (Lapa, centro, Flamengo, etc) son mas “ciudad”, no tienen playa. En Copacabana mas para el lado del Posto 5, a la noche se hace una feria y hay movida turística. Ipanema, es mas cara y tiene muchos negocios y lugares para comer. Es una linda zona para pasear; la playa en si me pareció mas ventosa que Copacabana. Ipanema Free walking tour: son circuitos gratuitos a pie y al final del recorrido se le da al guía una propina a voluntad. (Nosotros le dimos 20 reales cada uno). ahí mismo se ofrecen tours para la noche, nosotros fuimos al de cahipiriña y nos encanto. Nos llevaron a una cayaseria, luego nos enseñaron a bailar samba y después a un boliche con música variada. Escalera de Selaron en el barrio de Lapa El barrio de Santa Teresa: es un barrio que se esta poniendo muy de moda. Es un barrio bohemio, con casonas coloniales, lugares para comer. No tiene ningún atractivo especial, el barrio es el atractivo. Es el barrio que esta en un morro y tiene la estructura de una favela sin serla. ahí te lleva el bondinio es gratis y sale de los arcos de Lapa. Graffiti en el barrio de Santa Teresa desde el boninio Pan de Azúcar:  http://www.bondinho.com.br/site/es/precios-y-horarios/  es lindo ver la bahía de día o de noche. Morro de Urca: se puede subir con el teleférico, pero también se lo puede caminar. Para los amantes de treking es un lindo desafío. Ademas las vistas son increíbles. Es aconsejable llevar calzado deportivo (no ojotas) y algo de agua. Ir de día, porque cuando empieza a oscurecerse no se ve nada por la copa de los arboles. Atardecer en el morro Urca Cerro Corcobado/Cristo: http://www.corcovadoaovivo.com.br/ es una web que tiene la cámara en vivo del Corcovado. Antes de ir, chequear si hay buena visibilidad, sino no tiene sentido ir. Si van a reservar por AirBnb, para asegurarse de que el lugar es bueno, lean TODOS los comentarios abajo y contactarse con el dueño. Recuerden que te cobra por el servicio y no es reembolsable una vez que se abono y en dolares. Lo mismo para los hoteles. Si no tienen uno recomendado, traten de buscar info en Internet sobre el hotel. Y recuerden que muy rara vez las habitaciones se parecen a las fotos de la propaganda. Playas: no hay nada mejor que relajarse en la playa y caminar la peatonal a lo lado del mar. Realmente se justifica la fama que tienen las playas brasileras, y Copacabana es una se las emblemáticas. Copacabana   Por @ElCruceBlog Original en: https://blogelcruce.wordpress.com/2016/10/25/tips-para-viajar-a-rio-de-janeno/

Leer más »
#BloggeroQV

Recorriendo Francia en auto – Primera parte

El sentimiento del viajero es algo muy profundo, el conocer lugares y gentes nuevas es una experiencia muy intensa, la pasión por viajar me la inculcó mi viejo, yo contaba con 6 o 7 años cuando viajamos hasta Brasilia en un Fiat 1500, o el año siguiente a Cuzco yendo por los caminos casi inexistentes del Bolivia (año 1966 si la memoria no me falla) de ahí mi pasión por subirme a un auto y salir rumbo a lo desconocido, así fue el cómo comenzó nuestro viaje por Francia en auto el año pasado. Llegamos con mi mujer al Charles De Gaulle y nos subimos al coche previamente alquilado (si uno va a estar casi un mes arriba de un auto lo aconsejable es que sea un placer estar en el no una tortura, recomiendo siempre un buen auto en este caso era un Volvo v40). No estuvimos ni un minuto en Paris a la que dejamos para el final, pusimos rumbo a Poissy para visitar la Ville Savoye del maestro Le Corbusier, para luego saltar a Chartres donde aparte de otras atracciones esta la catedral más perfecta del Gótico Francés, una verdadera Maravilla. Alencon a pesar de ser una ciudad muy agradable solo la usamos para dormir. Al otro día el destino era Saint Ceneri le Gerei, prácticamente desconocido para el turismo, un pueblo que sirvió de inspiración para muchos pintores impresionistas y votado como el pueblo más lindo de Francia en uno de esos concursos que nunca faltan y de ahí a Mont Saint Michelle, el punto de Francia más visitado por los turistas, la belleza e implantación de este lugar es incomparable, con sus mareas que aislan la ciudad fortificada con el continente, ubicada en el límite de Normandía Bretaña. Bretaña es maravillosa desde Cancale y sus pescaderías en la costanera con ostras, cangrejos y langostas, hasta la señorial Saint Malo, una ciudad portuaria fortificada destruida en la guerra y totalmente reconstruida según sus formas originales, ahí aprendí que el nombre Malvinas, viene de los Marineros de ahí, ya que siempre navegaban por esas aguas (maluinos, más o menos así suena su nombre) acá surgió un cambio en el viaje yo tenía pensado ir a Fougueres una ciudad medieval fortificada pero mi mujer me sugirió ir a Carnac, cosa que le voy a agradecer eternamente. Carnac Carnac es uno de las construcciones megalíticas mas importantes del mundo, lo más importante son los alineamientos, son menhires puestos en fila durante kilómetros, no se sabe todavía muy bien con qué sentido, hay también algunos túmulos y dólmenes muy importantes, la otra construcción megalítica típica es el cromelech que serian dólmenes dispuestos en forma circular (Stonehenge). Valle de Loira El próximo destino era el valle del Loire y sus palacios, puse el pie en acelerador e hicimos un tramo largo sin paradas hasta que se hizo la noche, yo siempre pongo el GPS en modo evitar autopistas y camino más corto, cosa de entrar en caminos vecinales donde realmente uno más conoce, así caímos de noche en un pueblo muy chico llamado Coron, esta zona rural al no ser muy visitada tiene pocos hoteles, llegamos tarde a uno con restaurant pero el hotel estaba cerrado, la dueña una francesa rubia muy simpática, nos vio la cara de desesperación y abrió el hotel para nosotros y no solo eso a la mañana siguiente nos vino a preparar el desayuno y trajo a su hija que había estado estudiando en la Argentina, cuando nos fuimos salieron a la calle y nos despedían con los pañuelos, una maravilla. En el valle del Loire hay más de 50 palacios, se aproximaba una difícil elección, a cual ir. Nosotros nos inclinamos por Azay le Rideau, Chenonceau  (los mas lindos para mi gusto) y el Chambord el mas majestuoso por su tamaño y porque era el coto de caza del rey de Francia. Tomar un cafecito al atardecer abajo de un roble con el Chambord de fondo es una de esas sensaciones más parecidas a la felicidad.   Fin primera parte Por Daniel Gigena @danogi   PD: No soy el de La Nación, ese sabe escribir jaja

Leer más »
#BloggeroQV

Fray Bentos & Natalio Ruiz

La entrada de hoy trae una anécdota. Y una anécdota muy especial, por varios motivos. Primero, porque se remonta a mi primer viaje con mis amigas @Pili0909 y @MariaMarthaAC1. Segundo porque me lleva otra vez hacia el Uruguay, bello país. Y tercero, porque es una anécdota fantasmagórica. Sí, leyeron bien. No se asusten, prendan todas las luces de la casa y lean lo que aquí les narro. Corría el año 2004. Yo todavía daba clases particulares y un día, una de mis alumnas más fieles (¡y más queridas!) me dice: “Alejandra, con mi prima estamos pensando ir de viaje a Uruguay, ahora en julio. ¿No querés venir?”. Imagínense mi respuesta. Mi voto sí fue positivo. Y así, no sólo llegué al hermoso paisito de aquí al lado, sino que me gané dos amigas fraternas. ¿Y el miedo? ¿Y el terror? Ya viene, ya viene. Recién estoy en la introducción, che. Se nota que Uds no enseñan lengua. Salteo algunos detalles dado que a la fecha estoy 12 años más vieja y más desmemoriada. Pero, básicamente, salimos por tierras entrerrianas un día, muy temprano de mañana, y en el viejo y querido Palio bordó de @Pili0909. Entre mate y mate, como corresponde a verdaderas entrerrianas, recorrimos los 288 km que hay de Paraná a Gualeguaychú (o algo así), y de allí otros tantos 400 km hasta llegar al Puente Libertador San Martín que cruza el bello Río Uruguay. Todo bien, ¿no? No están pasando muchos nervios, ni subieron sus pies a la silla. Todavía. Luego de cruzar los 5365m del Puente – este que está acá, miren:   Luego de eso, digo, llegamos al puesto fronterizo. Y es aquí donde este relato se torna escalofriante – casi-casi al mejor estilo Stephen King, les prometo. El miedo fue in crescendo, en realidad. Todo se inició cuando mi querida, nunca bien ponderada amiga @Pili0909, conductora de ocasión, descubrió que no había caído en la cuenta de que iba a necesitar (y la cito textualmente): “un mísero papel verde que era la extensión del seguro a los países que integran el Mercosur”. Y si bien no era ”taaaannnn importante”, el mismo había quedado en su casita, cientos de kilómetros detrás. ¡Ah! ¡Qué espanto, mis queridos lectores! El señor gendarme, con una monstruosa puntillosidad, nos indicó que de ahí no pasábamos. Y eso que Botnia todavía no estaba. @Pili0909, sin embargo, movió uno que otro hilo, y logró que la gente del seguro del auto le faxeara (¡bendita tecnología!) los papeles y todo arreglado. El gendarme levantó la barrera. ¿Y la paura? Bueno, se viene el nudo de la historia, se viene. Los minutos se hicieron horas. Aún recuerdo el bello atardecer mirando lejos, ahí nomás, en el puesto aduanero. El cielo se tornó de un gris cada vez más oscuro. Caía la tarde. Invernal, por cierto. Y de pronto, penumbras. La noche … se perdió en tu pelo, la luna … se aferró a tu piel y el maaaaarrr se sintió celooosoooo … eeeh, perdón, perdí el hilo. ¡Ejem! Retomo el estremecedor relato. Lo de salir muy temprano a la mañana, ese día de julio, tenía un muy bien definido propósito. A saber: nuestro interés por llegar a Colonia del Sacramento también temprano. Pues la historieta en la aduana nos súper atrasó. Una vez de vuelta en la ruta, la noche se hizo presente. Y el drama también: NOS PERDIMOS. Cuentan por ahí que la ruta principal estaba siendo repavimentada, reseñalizada, o algo así. Y tuvimos que tomar por un camino alternativo, es decir, “nos desviaron a otra ruta horrible, impropia de Uruguay, sin señalización alguna”, al decir de mis compañeras de viaje. Así, en vez de seguir derecho, como indica el manual, tuvimos que doblar y a la derecha. Sobrecogedor error. Uno siempre debe virar a la izquierda. Sabíamos que algo iba mal, pero íbamos. Y, de repente, ahí, al costado, en la solitaria ruta, lo vimos. (Suban las patas, les digo). A la derecha, del lado de las acompañantes, apareció Él. No, mejor lo digo de otro modo, para no crear suspicacias ni generar malinterpretaciones. De la nada, nos encontramos ante la presencia de una especie de Natalio Ruiz, el hombrecito del sombrero gris. Sólo que éste era todo gris. Entero. Todo él: su vestimenta, su sombrero, y su piel. Paradito, quietito, al costado del camino, como una estatua de Carlos Gardel, esperando quién sabe qué cosa … Ante la espeluznante visión, las tres viajeras nos miramos las unas a las otras, y, al unísono, exclamamos: ¡¿Y eso qué fue?! Pero al girar nuestras cabezas y volver la vista, Natalio ya no estaba. Conmovidas por la aparición, aceleramos, en la búsqueda de ayuda para poder retomar nuestro camino hacia Colonia. Al volver, necesariamente pasamos por el lugar donde habíamos visto al hombrecito gris. Pero no había nada. De nada. Sólo la noche fría de julio.   [video_embed video=»uDVatuIgCrc» parameters=»» mp4=»» ogv=»» placeholder=»» html5_parameters=»» width=»700″ height=»400″]   Por @AllySotton    

Leer más »
#BloggeroQV

Me voy a Bonaire

Me voy a Bonaire. A dónde? A Bonaire. Eso es Brasil? No, ubicás Aruba? Sí! Al lado. Me colé en un viaje ya organizado a Bonaire y desde que saqué el pasaje ese fue el diálogo que tuve con cada uno al que le conté sobre el destino. Bonaire es una de las tres islas del “ABC” del Caribe. Aruba, Bonaire, Curacao. Antillas Holandesas. Enfrente de Venezuela. Pero cada isla es diferente de la otra. Aruba no necesita mucha presentación. Curacao es una isla principalmente industrial. Bonaire es una isla para bucear. Esta es la excusa de todos mis últimos viajes… Como si necesitáramos una excusa además de ver el mundo. Bonaire no es un lugar para ir “de vacaciones, a descansar, a tomar sol y tomar un daikiri”. Nada más alejado de la publicidad noventosa de L&M que por si no recuerdan, está acá: [video_embed video=»bzCP9Q6AFiA» parameters=»» mp4=»» ogv=»» placeholder=»» html5_parameters=»» width=»700″ height=»400″] La isla tiene pocas y pequeñas playas de arena, la mayoría son de coral, lo que dificulta el asuntito de “tirarse a tomar sol”. La idea es calzarse el neoprene y al agua! Y ahí es donde todo es maravilloso. Como es una reserva, los peces saben que están seguros y se quedan alrededor de los buzos como si fuéramos un cardumen más. Los colores abajo del agua son increíbles. La cantidad de vida. El tamaño de los peces. Todo es fascinante. Por primera vez, nadé con una tortuga mientras buceaba… Creo que eso pagó el viaje. Pero más allá de agua, la isla tiene un centro muy pintoresco. Con su estilo colonial holandés tiene todo: bares, restaurantes, negocios, regalerías, heladería, bancos, cajeros, hospital, todo lo que podemos llegar a necesitar durante un viaje. Hasta un fuerte que nos recuerda a los de Brasil, en Salvador, Natal y tantos otros lugares. Super recomendable Karel’s, un bar restaurante hecho sobre un muelle, donde podés cenar o tomar algo mientras ves los peces saltar abajo tuyo. Los precios no son nada caros. Dive Hut, donde nos alojamos, además de tener cocina en cada habitación, provee camioneta (para recorrer la isla y sus infinitos puntos de buceo) y aire ilimitado, para cansarte de nadar con los pececitos. También hay alojamiento de lujo (recientemente abrió un Marriot) y servicio VIP de buceo (donde lo único que falta es que pataleen por vos…), hay para todos los gustos y presupuestos. La moneda para los turistas es el dólar estadounidense y aceptan tarjetas en casi todos lados. El idioma oficial es el papiamento. El qué? Sí, papiamento. Una especie de portuñol mezclado con holandés / alemán / inglés, vaya uno a saber. Lo importante es que muchos habitantes de la isla hablan español y, sino, el inglés siempre es una solución. Por supuesto, indispensable jugar a aprender algunas frasecitas en un idioma nuevo: feliz ana novo, bon bini, bon dia, bon note, olá!, danki y el encantador “mi dushi” (mi amor). Cómo llegar hasta allí? Avianca tiene vuelos hasta Curacao vía Bogotá. Y luego, una aerolínea local, Insel, que por ahora funciona aunque no se sabe por cuánto tiempo más, conecta Curacao con Bonaire. Detalle no menor: siempre tiene demoras, así que ojo con hacer conexiones muy jugadas. No hay barco que conecte las islas, la única opción es por avión. No hace falta visa, ni vacunas, ni nada. Sólo se paga una tasa de conservación para la reserva de 25 dólares por buzo. La isla vive del turismo y de la sal, ya que exporta sal marina. Bonaire es un destino para bucear y mucho. De día y de noche. Si te quedas en la playa -donde más de una vez me quedé porque estaba estudiando para un curso de buceo-, ves gente salir del agua constantemente y llega un punto que no te imaginas la cantidad de gente que puede aun haber abajo disfrutando del 70% del planeta que muchos jamás vieron. Así que, amigos, si les gusta viajar y quieren conocer algo más que el 30% de este planeta que la humanidad habitualmente recorre, “bon bini a Bonaire”. pd.: Algunas fotos son mías y otras de mis compañeros de viaje. Si les interesa, les recomiendo ver más fotos de la página We Share Bonaire que está en Facebook. Por @solesantos2

Leer más »
#BloggeroQV

Tres imperdibles de Los Angeles

Los Angeles. Berverly Hills, el Paseo de la Fama, el Teatro Chino, el Dolby Theatre y la entrega de los Oscar, los estudios de cine.  No me referiré a ninguno de estos lugares. Solo decir que, por ejemplo, el Paseo de la Fama me resultó poco menos que decepcionante. A lo largo de algunas cuadras de Hollywood Boulevard, entre negocios venta de souvenirs, lencería erótica, pelucas coloridas, locales de café y hamburguesas, con mi esposa vamos encontrando (más literalmente, pisando) las estrellas de Hollywood, de seguro muchas de ellas ignotas para la mayoría de los visitantes extranjeros. Buscando alguna estrella conocida llegamos al Teatro Chino y a su lado, el Dolby Theatre. Dejo los comentarios a quienes les haya causado mejor impresión que a mí. Vamos a los imperdibles: Getty Center. El Getty es un centro cultural, un campus, un gran combo que alberga un Museo, un Instituto de investigación, la Fundación Getty  y un Jardín Central. El nombre corresponde a Jean Paul Getty, empresario multimillonario y coleccionista de arte y antigüedades, quien aportó los fondos a un fideicomiso para la construcción del centro inaugurado en 1997 y también sus obras de arte. Conocido por su fama de tacaño,  una terrible anécdota suele ser mencionada como ejemplo. Uno de sus nietos estudiaba en Italia cuando fue secuestrado en 1973 en Roma. Los secuestradores le pidieron 17 millones de dólares por el rescate. Getty se negó a pagar argumentando que tenía 14 nietos más y que si pagaba sería víctima de más extorsiones. Al no recibir respuesta los secuestradores enviaron a un diario la oreja derecha del nieto dando un plazo de 10 días de lo contrario le cortarían la otra oreja. Getty decidió regatear con los secuestradores y consiguió la liberación tras pagar 2 millones. Llegar al Getty Center no es tan fácil para el turista sin auto, deberá recurrir al subte y combinar con un colectivo, demorando alrededor de una hora y media desde el Downtown. No desistan, vale la pena. Al llegar un jardín con esculturas da la bienvenida y acceso a un tren interno que ladeando la montaña en pocos minutos nos deja en la puerta de entrada del Centro. Importante aclaración: el ingreso es gratuito. Al bajar del tren nos encontramos con una construcción moderna, con una escalera que nos invita a entrar y a sacarnos una primera foto. Superados los escalones descubrimos el   Jardín Central con vista a la ciudad de Los Angeles, que ya presagiábamos mientras subíamos en el tren, y el acceso al Museo. El Jardín Central constituye una obra de arte más del complejo; permite recorrerlo, disfrutando de la variedad de especies y colores. No es el único jardín, hay uno de cactus y crasas que no se puede dejar de visitar. El Museo tiene una importante colección de arte americano y europeo desde el Medioevo al presente. Destaco, solo por gusto personal, Los Lirios de Van Gogh, Goya con una escena taurina, Noche Estrellada de Munch y 5 obras de Rembrandt. Imperdible. Librería The Last Bookstore   Caminando por una de las avenidas principales, nos desviamos en una calle con un mercadito con puestos de frutas y verduras. Nada interesante por cierto pero al final de la calle nos encontramos con uno de esos pequeños atractivos que no suelen aparecer en las guías de viaje: The Last Bookstore. Librería de usado de dos pisos que sorprende por la decoración y la ambientación, de la que los libros forman parte. Una visita recomendada aún para quienes no sean fanáticos de la lectura o quienes no lean en inglés. Para estos últimos, en menor cantidad, al menos podrán encontrar discos y cds. La planta baja, más clásica, con estanterías, bibliotecas, sillones para leer (con cartelitos que aclaran: Please note: We are not a library. 1. One hour limit for using chairs and couches 2. No sleeping 3. If you damage the books, you buy them) y un pequeño escenario para presentaciones. El primer piso se transforma en un recorrido variado, con cuadros, objetos de arte, una gran bóveda de seguridad convertida en sala temática, un pequeño pasadizo de libros y mil detalles más. Una propuesta diferente, a costo cero. Imperdible. Walt Disney Concert Hall. No esperen encontrarse con Mickey o Pluto.  Walt Disney Concert Hall es una sala de conciertos ubicada en el Downtown y que, entre otras cosas, funciona como sede de la Orquesta Filarmónica de los Angeles. Lilian Disney, en honor a su marido Walt Disney donó 50 millones de dólares para una nueva sala de conciertos. Pasaron 16 años desde la donación inicial de Lilian Disney hasta su apertura al público en octubre de 2003. Su diseño estuvo a cargo de Frank Gehry, el mismo arquitecto del Museo Guggenheim de Bilbao; el museo fue construido antes pero que los diseños del WDCH son previos. No solo el diseño exterior es llamativo, con sus curvas de acero inoxidable. Su auditorio principal está realizado en paneles de madera (abeto) y provisto de luz natural, con una capacidad para 2265 personas. El público se ubica alrededor de la orquesta y sobre las butacas de la parte posterior de la sala se destaca un gran órgano que adquiere una posición central. Es reconocida como una de las salas con mejor acústica del mundo. Situado al lado del Dorothy Chandler Pavillon esta obra maestra de la arquitectura sorprende incluso a la distancia, mientras uno se acerca caminando por la Grand Avenue. Imperdible.   Por @MarcosTrappi

Leer más »
#BloggeroQV

Los lugares más bellos que aún no he visitado

Comencé a escribir este artículo con una descripción de los lugares del mundo que me han recordado a Colombia y me han hecho pensar en lo bello que es mi país. Luego escribí un párrafo exaltando este pedazo de tierra sudamericana y la gente que lo habita. Originalmente iba a hacer una lista de mis 5 lugares favoritos en Colombia. Esos sitios que ya he visitado y que me han dejado enamorada, lugares con realismo mágico que tienen una energía bellísima. Espacios que no solamente son los más bellos que he visitado en este país, sino en el mundo. Pero finalmente, mi objetivo al querer escribir de Colombia no es contarme – porque cuando uno escribe también se habla a sí mismo- lo que yo ya sé. Yo ya sé que el Valle del Cocora es bellísimo y que todos deberíamos visitarlo. Yo ya sé que el Parque Tayrona es un lugar extraordinario que me transportó a un cuento de hadas. Ya sé que Cartagena podría ser la ciudad colonial más colorida de toda América. Yo ahora me quiero contar – y contarles – que aún en mi país hay otro montón de lugares magníficos que aún debo visitar. Esta es mi lista: 1- Desierto de la Tatacoa Llamado también el Valle de las tristezas, el solo nombre ya lo convierte en un espacio místico y simbólico. Es un bosque seco tropical con un paisaje único, una isla árida en medio de ríos y montañas. Este sitio con noches estrelladas y días calurosos es un pedacito de marte en la tierra.   2- Ciudad Perdida Entre selva y sierra se encuentra perdida una construcción pre- Inca. Los Indígenas habitantes de la sierra nevada de Santa Marta escondieron una ciudad en la cima de una montaña. Dicen que quienes emprenden la caminata en su búsqueda no solo encuentran una ciudad con energía milenaria sino que también, al encontrarla, se encuentran a sí mismos.   3- Leticia, Amazonas Colombia respira por el pulmón del mundo. La selva amazonas es la casa de miles de animales y plantas. En Leticia es posible navegar por la vena más abundante del planeta y recorrer la casa de pirañas y delfines rosados. En Leticia aún se hablan lenguas indígenas y se convive sabiamente con la naturaleza. 4- Palomino Cuando yo pienso en playa me imagino arena suave, palmeras, árboles, mar azul con agua tibia y un espacio en donde tenderse para estar en soledad. Palomino parece cumplir con mi descripción, no solamente por ser un paraíso en el caribe sino también por ser un rincón tranquilo, que entiende que no todos quienes queremos playa queremos fiesta.   5- San Agustín Para ser honesta, no sé mucho de este lugar. Solo sé que es casa de un parque arqueológico declarado patrimonio de la humanidad. Este sitio está en mi lista desde hace 4 años, cuando viajando por el norte de India conocí a un Polaco de unos 60 años que me dijo que había estado en mi país y que lo más bonito de él era San Agustín. Yo le respondí que no había estado allí pero le prometía que iría. Aún debo esa promesa.   Este texto, además de ser casi que una lista de propósitos para el nuevo año. Tiene el objetivo de hacerme ver –y hacerles ver, porque cuando uno se escribe, les escribe a otros- los lugares bellos que tiene mi país. Y Colombia acá aplica solamente como ejemplo, porque puede ser fácilmente reemplazable con Argentina, Chile, México, España, Perú, o cualquier otro país del mundo. Yo quisiera que hicieran ustedes lo mismo y que se preguntaran cuáles son esos lugares bellísimos de su país que todavía no han visitado.  Así, sabemos que hay muchas partes en donde hemos viajado pero todavía nos queda mucho mundo por descubrir. Que este planeta es tan basto y tan hermoso que tal vez necesitemos más que una vida para verlo. He viajado 20 países y quiero seguir aumentar esa lista. Viajaré más y viajaré a lugares nuevos, pero hay un país que nunca podré dejar de viajar, que siempre tendré que seguir viajando, el mío.   Por Andrea Ramírez.

Leer más »
#BloggeroQV

Tour Nocturno de Buenos Aires Misteriosa II

En este artículo @Gabriela_Tre nos cuenta su experiencia en el Tour Buenos Aires Misteriosa II de @dmzigiotto. Un recorrido en bus contando historias de crímenes y leyendas urbanas por los barrios de Montserrat, San Nicolás, Retiro, Recoleta y Palermo. Buenos Aires Misteriosa II por Gabriela Tre. Hola a todos!!! Este es un breve recuento del tour nocturno de Buenos Aires Misteriosa II que tan amablemente cedió @dmzigiotto como premio para @quiz_viajero y del que fui ganadora. Muchas gracias a ambos por la oportunidad! Voy a dar algunas nociones de cómo se desarrolla el tour pero sin dar demasiado detalles para no quitarle magia para los que quieran hacer el tour por su cuenta, que desde ya lo recomiendo! Punto de partida Se parte en micro desde el Congreso y en esta versión (Buenos Aires Misteriosa II) se visita el norte de la capital: Balvanera, Retiro, Recoleta y Palermo. La guía, Romina, cuenta la historia del arquitecto italiano Vittorio Meano que fue encargado de comenzar con las obras del palacio del Congreso y del Teatro Colón que, por cuestiones que podemos llamar del corazón, falleció y no pudo terminar las obras. De camino a la segunda parada aprendemos el origen de la frase “quién se hace cargo del muerto”/”quién levanta al muerto” relacionada con el lugar donde está en la actualidad la sede central del Banco Nación. También se cuentan algunas historias sobrenaturales relacionadas al banco. La segunda parada fue en el Círculo Militar de Retiro, donde cuentan la historia del asesinato de Ricardo Alzaga a unos metros y las apariciones de ultratumba de Nicolás Levalle. Visita nocturna al cementerio de la Recoleta Luego, de camino al cementerio de Recoleta, Romina nos contó la espeluznante historia de Cayetano Grossi, que sacudió a la sociedad argentina hace más de un siglo, conocido como “el hombre de la bolsa” por el más horrible de los motivos.   Una vez en el cementerio de Recoleta, escuchamos las historias de la joven Luz María Velloso (la dama de blanco, que empieza muy romántica y termina en lo sobrenatural) y de Rufina Cambaceres, conocida como “la joven que murió dos veces” (de más está decir que no tiene final feliz). Esta fue mi parte favorita y, junto con mi novio, quedamos con muchas ganas de hacer el tour Buenos Aires Misteriosa III que se centra más en el cementerio y sus historias de miedo. Conclusiones Una conclusión que saqué de varias de las historias: qué bueno no tener mayordomos! Ya entiendo por qué Agatha Christie se centraba tanto en ellos en sus relatos de misterio… En nuestro caso hubo un grupo grande de chicos que, con motivo del cumpleaños de una de las nenas, fueron todos invitados al tour y la verdad me pareció un regalo muy original. Los chicos disfrutaron mucho y la verdad se portaron muy bien, así que me parece algo lindo y distinto para tener en cuenta. Romina, la guía, fue realmente muy amable y no tuvo inconvenientes en contar algunas historias no incluidas en el recorrido pero que surgieron de preguntas de los pasajeros. También echó luz sobre los mitos relacionados con la construcción del edificio Kavanagh y con el suicidio del arquitecto a cargo de la construcción de la actual Facultad de Ingeniería. Mito o verdad???? Tendrán que hacer el tour para enterarse! Gaby T. IMPORTANTE Si viajas al exterior desde Argentina, México, Chile, Uruguay, Colombia o Perú puedes ahorrar USD9,99 para tener internet en tu celular usando el código de descuento QUIZ123  comprando en HolaSim. Puedes ver más información al respecto en ESTE LINK. Además puedes obtener un gran descuento en seguro de viaje utilizando el cupón de descuento QUIZ123 en Assist-365.com y ahorrar mucha plata alquilando auto en cualquier parte del mundo con el cupón de descuento QUIZ123 en BookingCars.com. Encontrá más descuentos de QuizViajero en ESTE LINK. Otras actividades para hacer en Buenos Aires

Leer más »
#BloggeroQV

Viaje hacia uno mismo

Cuándo empieza realmente un viaje? En el momento que nos subimos al avión, barco, tren, auto, o medio de transporte que fuere que nos transporta hacia otro lugar? O es en el momento mismo que comenzamos a pergeñarlo? Para mí, comienza en el momento que decido los lugares que voy a visitar y empieza a estudiar las distintas opciones, alojamiento, lugares importantes, los mapas del lugar, blogs. Es un trabajo de investigación que me ayuda a “meterme” de lleno en lo que voy a ver. Sé que hay gente que le gusta ir sin ningún tipo de información, “a lo que pinte”. No puedo, evidentemente mi personalidad “controladora” no me lo permite. Necesito saber de antemano, al menos de que va el mapa de la ciudad.   El esbozo de este viaje comenzó cuando en abril pasado mi hijo que vive en Nueva Zelanda vino de visita a casa. Hablamos de la posibilidad más certera de ir a visitarlo y se concretó unas semanas después con la compra del pasaje. Hasta ahí, nada delineado. Ida y vuelta a Auckland, algo más de un mes de estadía fuera. Acordamos visitar la Isla Sur en los días inmediatos a mi llegada aprovechando que él aún estaba de vacaciones.   El resto casi se lo dejé a su criterio. Sabía que quería conocer Tailandia, era un sueño añejo, pero de pasada iba a ser interesante pasar por Sydney, y porque no, por Singapur. Empecé a estudiar y leer todo lo que podía a fin de optimizar los recorridos. Salvo en Singapur donde fui a un hotel «de lujo», los demás alojamientos los resolví en habitaciones en casas particulares o bed and breakfast. Me interesa mucho ese contacto que se da con la gente local, las recomendaciones o sugerencias que hacen. Partí con todo bastante organizado, los recorridos, las estadías  y los vuelos.   Ya el hecho de viajar “al otro lado del mundo” resultaba movilizador, al menos para mí lo era. Conocer el lugar donde había elegido vivir mi hijo, sus amigos, su ambiente, su casa. Compartimos una semana de “road trip” por paisajes increíbles. Montañas nevadas; distintos lagos, cada uno con una tonalidad de azul distinta al anterior; caminos solitarios rodeados por una vegetación increíble, tan frondosa que por momentos “techaba” la ruta; ciudades muy cuidadas y gente muy agradable; kilómetros de campos donde pastaban ovejas; lupines a la vera de la ruta; y esa complicidad que sólo te da el compartir el manejo, la charla, la poca comida, el único colchón, la música y los silencios durante tantos kilómetros. Encontrarme con ese hombre que es mi hijo, mi chiquito! con sus proyectos y sus sueños.   A nuestro regreso, casi inmediatamente empezó la segunda parte de la travesía, la “aventura”. Mucha gente me preguntaba si no me molestaba viajar sola. Sinceramente, me hubiera encantado tener alguien con quien compartir esta experiencia, pero en esta ocasión, se había dado así, y no fue algo que me pesara.   Sydney fue la primera escala. Bella ciudad, prolija, ordenada, limpia. Bellos jardines, la costanera, el mar, el puente, la hacen una hermosa ciudad para caminar y disfrutar. La Ópera, su marca que la distingue, engalana con sus “abanicos” su silueta.   De allí a Singapur. Hipermoderna, limpísima, ordenadísima, con un poder adquisitivo muy alto, no en vano es la ciudad más cara del mundo, pero no me transmitió nada a nivel sensorial. Afortunadamente a 10 minutos en subte del centro está Little India, con sus mercados, sus olores, su gente en la calle, sus templos coloridos y sus casas pintadas en amarillos, rojos, verdes estridentes. Allí la ciudad se “vive” en sus calles. Se siente el latido de la gente.   De esta hipermodernidad, salté a Bangkok. Nada me preparó para lo que iba a encontrar allí. Esa mezcla de caos de tránsito, motocicletas por doquier, personas con caras tristes, un idioma incomprensible, y una amabilidad infinita. Sus bellos templos, los lugares sagrados, la devoción en el rezo, la espiritualidad a cada paso. Aquí empecé a entender la diferencia entre lo religioso y lo espiritual. Entrar a cada templo, inclinarse con humildad, agradecer y sentir.     En la antigua Chiang Mai, seguí recorriendo templos, cada uno con una belleza distinta. La gente amable, simpática, generosa, dispuesta siempre para uno se sintiera a gusto. Lo disfruté inmensamente y me quedé con ganas de más.   En Kho Phi Phi se siente más el turismo, la invasión, lo comercial. De todos maneras encontré la manera de abstraerme de todo eso. Una vez que uno se sumerge en las aguas cálidas del mar de Andaman, todo lo demás… no existe.   Finalmente en Phuket me encuentro con un barrio antiguo muy pintoresco. El tráfico, como en todos lados aquí, es un caos. Circulan millones de motocicletas grandes, pequeñas, a toda velocidad esquivando coches y personas.   Dejé Tailandia con ganas de más. Quiero volver, recorrer con más detalle algunos lugares, visitar otros que quedaron pendientes como Chiang Rai, Sokhothai. Ya volveré…     La última semana en Auckland fue para descansar un poco, aprovechar el tiempo con mi hijo, visitar los alrededores y recorrer la ciudad y su bahía. Es una bella ciudad. Muy cuidada, muy limpia, muy ordenada. El Museo de Arte amerita una visita. El edificio es un perfecto ensamble entre arquitectura moderna y antigua. La Biblioteca pública también es muy bonita. Allí cerca esta Aotera Square, una plaza con cafés, teatro, espacios de arte, muy acogedor.   Este viaje sin dudas fue de autoconocimiento. Frente al desafío de viajar tanto tiempo sola me di cuenta que podía hacerlo y además, disfrutarlo plenamente. Conocí otras culturas totalmente distintas a las nuestras, viví experiencias increíbles, me conecté con una espiritualidad que no sabía que tenía y que hoy mantengo, y eso sólo, ya valió todo el recorrido.     Por Paula Cairoli

Leer más »