Alemania: el país más lindo del mundo
Cuando hoy surgió el post Italia: el país más lindo del mundo pensé.. NO. Y con valentía me enfrento a aseverar que el país más lindo del mundo es, para mí, Alemania. Mi romance físico con Alemania comenzó hace cinco años. Mi primer viaje a Europa. Una semana en Berlín. Una semana en Berlín me bastó para enamorarme perdidamente del idioma, la cultura, la idiosincrasia, LA COMIDA, la arquitectura, la infraestructura y todo. Todo me gusta. No conozco una ciudad fea. Estuve en más de 20. Ni siquiera Duisburg, a la que le tenía cero fe por ser industrial. Desde mucho antes admiraba la cultura, la historia, los cuentos medievales. Para un diseñador Alemania debería ser TODO. Le debemos a Gutenberg, a Dürer, grandes responsables de la existencia del diseño como tal; a la Bauhaus, emblema del diseño del siglo XX. El diseño alemán es todo lo que está bien en el diseño. Una semana en Berlín me alcanzó para saber que iba a necesitar volver siempre. Y siempre estoy necesitando. Y siempre que me pregunto «dónde quisiera estar ahora?» La respuesta es siempre la misma. Quizás varía la ciudad. Berlín no es sólo Berlín. Berlín + Potsdam es el encuentro con la riqueza Imperial. Sus majestuosos palacios se construyeron principalmente durante el período de Federico el Grande. Sanssouci, un emblema del Rococó, la Orangerie y el Palacio nuevo -del cual poco quedó original posguerra, son monumentos impresionantes que dejan sin aliento a los visitantes. Luego de la guerra, mucho de la ciudad quedó devastado -algo que pasó en casi todo el territorio- pero todo fue reconstruido con la precisión alemana, al punto de que si no te dicen nunca te darías cuenta que grandes partes tienen, en realidad, no más de 20 años. Hablar de Berlín en una línea es prácticamente imposible: cosmopolita, multicultural, abierta, alternativa, con más de 170 museos atrae a artistas de todo el mundo. El segundo viaje fue Münich, Stuttgart, Frankfurt, Mainz, Köln, Hamburgo y Berlín, de nuevo, porque no habíamos conseguido entradas para la cúpula del Reichstag el año anterior. En esa oportunidad llegué a Bavaria por primera vez, me enamoré de seguramente el paisaje más hermoso del país y conocí Neuschwanstein. También, el espíritu fierrero me llevó a descubrir los museos de autos más importantes del mundo: BMW Welt en Münich, Porsche y Mercedes Benz en Stuttgart. El museo de Mercedes es, seguramente, el más impresionante y completo en su tipo, y además, un gran orgullo como argentinos: en la puerta te recibe una estatua de Fangio, y entre las joyas se encuentra el primer colectivo de La Perlita. Este viaje me permitió también conocer la ciudad que definitivamente elegiría para vivir: Stuttgart. La capital del estado de Baden-Wurtemberg -cuna de entre otros famosos, el múltiple campeón Michael Schumacher-, puerta de entrada a la Selva Negra, tiene unos 600 mil habitantes. Y más de 20 líneas de metro/tram. En transporte, nunca vi algo igual. El centro financiero del país, Frankfurt, me emocionó con el skyline más lindo de la región. En Mainz conocí el museo de Gutenberg donde se encuentra el ejemplar original de la Biblia de 42 líneas, con la que comenzó la historia de la impresión. La sensación de ver eso en vivo no la olvido nunca más. Köln, famosa por su puente y su Catedral de estilo gótico -que fue el edificio más alto del mundo hasta 1884- y es hoy en día la iglesia gótica más grande de Alemania y la Catedral católica más alta del mundo. Según la tradición, dentro de se encuentran las reliquias de los Tres Reyes Magos, que fueron traídas por Federico I Barbarroja en el S. XII. La Catedral de Ulm, por su parte, es la iglesia más alta del mundo. Hamburgo, el mayor puerto de Alemania y el segundo de Europa -detrás de Rotterdam- es una ciudad increíble. Alberga, además, Miniatur Wunderland, la mayor exposición de trenes móviles a escala del mundo. Con más de 11 mil metros de vía a escala y 4 mil metros cuadrados de superficie total, contiene 900 trenes con un total de 12.000 vagones, 300.000 luces, 200.000 árboles y 200.000 miniaturas humanas, y hasta un aeropuerto funcionando con aviones que despegan y aterrizan. Además, se puede ver el paso de las horas, el día y la noche, y es un espectáculo único. La carrera de los Beatles se inició en Hamburgo. El año siguiente fue el turno de Leipzig, Dresden, Bremen , Hannover y Düsseldorf. Luego vendrían Schwerin, Lübeck, Duisburg, Darmstadt, Dortmund, Heidelberg, otra vuelta por Stuttgart con paseo por la Selva Negra y pueblos del Rin como Bacharach y St. Goar. Finalmente, Koblenz, Cochem, Trier, Nüremberg, Rothenburg ob der Tauber, otra vez Neuschwanstein (para verlo con sol), Friedrichshafen y todo el lago Constanza. Y hay lugar para muchísimo más. Alemania tiene: Los pueblos medievales más felices del mundo Con música por todas partes, un ambiente ameno y la sensación de estar en otro siglo, como Cochem, Bacharach. Cochem ♥ pic.twitter.com/qObiaIjCKX — ladipalma (@ladipalma) December 17, 2016 Cochem ♥ pic.twitter.com/7hpqv2OZ0g — ladipalma (@ladipalma) December 17, 2016 Rothenburg ob der Tauber, la ciudad medieval mejor conservada del país, y también sede oficial de la Navidad. Más de 12 mil lagos. Entre ellos, el Lago Constanza Bodensee con 536km2 comparte frontera con Suiza y Austria y es, sin dudas, de los más lindos de Europa. Una ruta de Castillos única en el mundo La ruta del Rin romántico, con más de 50 años de historia, permite cruzar más de 70 entre fortalezas y castillos desde Mannheim (Alemania) hasta Praga, República Checa, en unos 1000 km. Entre los más importantes, se destacan: Stahleck en Bacharach am Rhein (hoy se puede dormir en este castillo ya que es un Hostel), el Castillo de Heidelberg, Hornburg, Neckarsteinach, Bamberg, Kulmbach y Bayreuth. En las cercanías también se encuentran, el Castillo de Eltz (Koblenz), Drachenburg (Köln), Reichsburg (Cochem), Hohenzollern (Stuttgart) y el más famoso del país: Neuschwanstein. En el noroeste, el